Por: Daniel Hernández García.

Nacido el 27 de septiembre de 1958 en Leite Edimburgo, Irving Welsh dejo la escuela a la edad de 16 años, cambiando constantemente de trabajo hasta que emigro a Londres donde se acerco al movimiento Punk . A principios de los noventas regreso a Escocia para terminar la Universidad y comenzar su carrera como escritor.
Publicando su primer libro Acid Hause en 1994, “Transpotting” (nombre tomado del pasatiempo de tomar los números de los trenes) en 1996, Éxtasis: tres relatos de amor químico en 1996, Pesadillas del Marabú en 1995 , Escoria en 1998, Glue en 2001, Porno en 2002 (secuela de Transpotting), Secretos de alcoba de los grandes Chefs en 2007, Si te gusto la escuela te encantara el trabajo en 2007, Crimen en 2008, Col recalentada 2013, Skagboys en 2013 (secuela de Transpotting).
Una constante en sus novelas y personajes es el humor negro y el sarcasmo ante la sociedad, planteando problemas de su ciudad natal Escocia, siempre utilizando términos locales, haciendo un énfasis a su sociedad, la cual siempre ha sido marginada por las demás ciudades del Reino Unido, siendo los reclamos de sus personajes los del mismo escritor. “NEMO ME IMPUNE LACESSIT” (nadie me ofende impunemente).

Sus personajes regularmente se en encuentran en la clase media donde figuran Yonkis, ladrones, estafadores, futboleros, etc. Los cuales buscan la forma de salir del hoyo en el que nacieron, muchas de esas veces entre traiciones y delitos.

Un hombre que nos ha mostrado la marginación de una forma cruda, haciendo que sus personajes se asemejen a nuestros conocidos o amigos, tocando cada tema con sarcasmo e humor negro, nos traslada de billares a pub’s describiendo la realidad Leith, nos dio la oportunidad de conocer los chutodromos a través de Transpotting, libro que posteriormente fuera adaptada al cine omitiendo varios capítulos de la novela de Welsh, nos enseño a no dar segundas oportunidades en su novela Porno y en Skagboys nos muestra que también podría dedicarse a la ficción, sin dejar de lado su sentido de humor sobre una Escocia podrida. Dejando nuevamente en claro que para escribir hay que vivir.

Sigo garabateando distraídamente sobre la escayola de Frank con el rotulador
mientras paso todo el día con él. SOY UN COMENPOYAS”
Irving Welsh