Por. Daniel Hernández Garcia.

La angustia que derrama mis brazos
por esta soledad insoportable
es provocada por el espejo de tú sombra
que insiste mi mente no olvidar,
los rápidos latidos de mi corazón
provocan escalofríos en mi cuerpo
anunciando la angustia de verte
y el desasosiego de no encontrarte,
me pierdo en mil desiertos
tratando de mirar dibujada
tú sonrisa entre dunas y paralelos solares
que anuncian como juicios tú ausencia
dejando como pena esta soledad
tan desolada de cariños y caricias,
partiéndome de las yemas hasta el alma,
en una crucifixión rosada,
donde se sacrifica mi sangre por tu regreso
y se liberan aves de plumas doradas
que anuncian tu llegada,
calmando mis sueños con tu espíritu
utopía metamorfeada del amor.