Por José Luis Ayala Ramirez

Twitter: @ayala1788

 

En el cine actual pareciera que los términos felicidad, esperanza, lecciones de vida están peleados con la calidad cinematográfica, en el cine moderno hay una tendencia que indica mientras más oscuro, realista, desesperanzador y desgarrador sea el filme mucho mejor, el espectador cada vez está más consciente de su realidad de todos los días, lo que lo rodea en el mundo, por eso cuando un filme busca educar hoy en dia automáticamente hay una especie de barrera que el público crea para evitar sentirse engañado, este es uno de los motivos por los que el cine esperanzador ha ido perdiendo terreno.

Otro de los motivos de la pérdida de valores en el cine es que todo se siente muy falso y antinatural en las historias que nos cuentan actualmente, se nota la pretenciosidad y la hipocresía, los directores no logran crear un mundo donde este tipo de mensajes funcione, de echo quizá solo un cineasta en la historia del cine ha podido conjugar tan perfectamente este tipo de términos sazonado con un talento cinematográfico innato, por supuesto me refiero al italoamericano Frank Capra.

Capra es un cineasta que jugaba con nuestras emociones para casi siempre enseñarnos valores sobre la vida de una forma prodigiosa, cine familiar en toda la extensión de la palabra pero donde el dominio de la narración, su manejo de actores y la ejecución de escenas siempre sostenía un nivel muy elevado, todo en un mundo que el dibujo desde los años 30s en el que todo se sentía muy natural nada forzado, un estilo de cine inimitable que numerosos directores modernos han buscado calcar erróneamente.

El mundo capriano no solo funciono por estar perfectamente diseñado, además el tiempo y lugar fueron determinantes, un periodo entre guerras donde este tipo de historias funcionaba y que la gente quería ver, cuando el mundo estaba en una de sus etapas más difíciles Capra hizo del cine un medio distractor, educador y esperanzador, la gente salía del cine sonriendo, agradecido de que por al menos dos horas un tipo fuera capaz de hacer olvidar lo que sucedía en el mundo real, mientras siempre un mensaje políticamente correcto se alzaba sobre la historia.

Además este director tuvo una etapa como documentalista durante la Segunda Guerra Mundial, nuevamente con el objetivo de levantar la moral de la sociedad en un periodo tan difícil.

Un director muy especial, quizá actualmente su cine poco pueda funcionar, lo que es innegable es que entre los directores humanos y esperanzadores Capra es el más representativo de todos en el cine americano.
“Creía que un drama era cuando llora el actor, pero la verdad es que lo es cuando llora el público”.- Frank Capra.

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Sucedió una noche. Fue la primera película en hacerse de los 5 premios Oscar principales, gano película, director, actor, actriz y guion, algo que solo han repetido otras dos cintas en toda la historia. Fuera de esto esta maravillosa comedia es una muestra del dominio de Capra en este género que contiene gags memorables y una que otra escena que para la época fueron muy polémicas, como en la que Clark Gable aparece en pantalla sin camisa.

Vive como quieras. James Stewart y Lionel Barrymore dirigen un elenco antológico en una historia que explota como pocas la diferencia de clases sociales, todo de una manera cómica, romántica y educadora, con un sinfín de personajes memorables y un final que invita a la reflexión. Probablemente la mejor película de Capra, emocionante de principio a fin.

Qué bello es vivir. El clásico navideño por excelencia, la gran fabula del cine para amar la vida más de lo que la amabas antes de que el filme comenzara, una de esas películas imprescindibles que cualquier cinéfilo que se precie debe haber visto. Esperanzadora, con un mensaje poderoso y singular, imitado en varias ocasiones pero sin el mismo resultado. Ver a Jimmy Stewart correr y gritar Feliz Navidad hace vibrar el corazón, uno de los grandes momentos del cine americano.