Por José Luis Ayala Ramírez

Pele, Garrincha, Rivelino, Gerson, Zico, Socrates, Romario, Ronaldo, Ronaldinho, Neymar. Brasil sin lugar a dudas es el país que mayor número de grandes futbolistas nos ha regalado a través de la historia, prácticamente en cada generación han tenido un jugador del que se han sentido orgullosos, y es que Brasil es el país del futbol, es más que un deporte, es una forma de vida, los niños sueñan con ser futbolistas, para ellos es lo único que hay. Esto no quiere decir que este país no destaque en otras áreas, para nada, de echo en el mundo del cine Brasil juega un papel muy importante en Latinoamérica gracias a una notable camada de talento que ha salido en las últimas décadas.

En los años 80s el séptimo arte giro hacia Brasil cuando por primera vez un cineasta latino fue nominado al Oscar, se trataba del director Héctor Babenco, de nacionalidad brasileña pero nacido en Argentina, su película El beso de la mujer araña fue la revelación de la edición de 1985 cosechando 4 nominaciones incluyendo la de mejor director para Babenco. Después de este éxito el director se ha mantenido en activo siendo su filme más ovacionado la polémica Carandiru.

Bruno Barreto es uno de los directores más reconocidos en Brasil, un hombre que ya a los 17 años hacia películas, sus películas más reconocidas vendrían siendo la nominada al Oscar Cuatro días en septiembre o El casamiento de Romeo y Julieta, esta última es una adaptación del clásico de William Shakespeare ambientada en la era moderna en un contexto futbolístico, aquí las familias rivales son sustituidas por hinchadas de equipos de futbol.

Probablemente el cineasta brasileño más reconocido en todo el orbe sea Walter Salles, un autor obsesionado con temas como el exilio o la identidad, dominador del género road movie, ha hecho filmes como Central de Brasil, ganadora de 55 premios internacionales y nominada al Oscar como mejor película extranjera, Diarios de motocicleta sobre la adolescencia de Ernesto El Che Guevara con Gael García en el protagónico y On the road, un filme americano que tiene como personaje principal al escritor Jack Kerouac, haciendo también acto de presencia Neal Cassady, William S. Borroughs y Allen Ginsberg.

En el mundo de la animación Brasil tiene su mayor representante en Carlos Saldanha, realizador que ha tenido un gran éxito en Hollywood al ser parte del equipo que nos trajo la saga de La era del hielo, además de haber dirigido las dos películas de Rio, estas situadas en la ciudad natal del director, Rio de Janeiro.

Hablar del cine brasileño contemporáneo es hablar de Ciudad de Dios, considerada por muchos como la mejor película hecha en este país, dirigida por Fernando Meirelles, un cineasta que también hizo El jardinero fiel y Ceguera, está basada en la novela de Jose Saramago Ensayo sobre una ceguera. Regresando a Ciudad de Dios se trata de un filme potente y trepidante, con una narrativa impresionante y un trabajo de realización magistral, esto a la orden de un guion maravilloso que retrata como nunca al país brasileño, pobreza, delincuencia, narcotráfico son plasmados de manera perfecta con una dosis de realismo que asusta, mientras los personajes de Buscape y Ze Pequeño se guardan un lugar para la posteridad.

Ciudad de Dios trajo varios filmes del género que buscarían igualar lo creado por el filme de Meirelles, siendo el que más se ha acercado Tropa de élite del director José Padilha la cual gano el Oso de Berlín a la mejor película de este festival internacional. El éxito de este filme fue tal que se estrenó una segunda parte la cual se convirtió en el filme brasileño más taquillero de todos los tiempos, mientras que Padilha fue convocado por Hollywood para dirigir el remake de Robocop.

Esto es solo una probada del cine brasileño moderno, de aquellos cineastas que han dejado huella y que han puesto el nombre de este país en alto en la cinematografía mundial. Brasil es un país de futbol sí, pero también es un país de cine, un cine que es denunciante, real y a la vez hermoso, esta es su esencia y lo que lo define.