Por: Daniel Hernández García.

El principal pulmón del Distrito Federal es sin duda alguna el bosque de Chapultepec el cual en su interior alberga al Zoologico de Chapultepec, los zoologicos en México existen desde la época de Moctezuma el cual poseía en su colección tantas especies y sus jardines estaban arreglados con tan exquisito arte que los conquistadores deslumbrados no daban crédito a lo que sus ojos veían. Hernán Cortés los describió de la siguiente manera: “Tenía (Moctezuma) una casa… donde poseía un muy hermoso jardín con cientos de miradores que salían sobre él, y los mármoles y las losas de ellos eran de jaspe muy bien obradas. Había en esta casa aposentamientos para se aposentar dos muy grandes príncipes con todos sus servicios. En esta casa tenía diez estanques de agua, donde tenía todos los linajes de aves de agua que en estas partes se hallan, que son muchos y diversos todas domésticas; y para las de río, lagunas de agua salada, las cuales vaciaban de cierto a cierto tiempo por la limpieza; a cada género de ave se daba aquel mantenimiento que era propio a su natural y con que ellas en el campo se mantenían; sobre cada alberca y estanques de estas aves había sus corredores y miradores muy gentilmente labrados, donde el digno Moctezuma se venía a recrear y a ver…”

En 1923 el biólogo Alfonso Luís Herrera fundó el Zoológico de Chapultepec con el financiamiento de la Secretaría de Agricultura y Fomento, de la Sociedad de Estudios Biológicos, ya desaparecidos, y con el apoyo de ciudadanos interesados en el cuidado de las especies animales. Sin embargo el descuido y la falta de presupuesto para el mantenimiento y conservación de las especias ahí albergadas, llevaron al deterioro de dicho lugar, que por décadas sirvió como sito de recreación para niños y adultos. Por tal razón el Departamento del Distrito Federal en los años 90” comenzó con la restauración del zoológico, así como el rediseño de las instalaciones para cumplir los cuatro objetivos del los zoológicos, recreación, educación, investigación y conservación.

Tomando en cuenta esta último se agruparon a los animales por zonas climáticas y crearon hábitats naturales que sustituyeran las antiguas jaulas, así como las rejas y las cercas. El zoológico fue dividido en cuatro zonas de exhibición, conformadas según climas y hábitat. Estas son: bosque tropical, bosque templado, sabana, desierto y pradera. En cada una de estas áreas se puede ver a los animales más representativos. Asimismo, el aviario se construyó inspirado en la casa de las aves de Moctezuma.

En la actualidad se siguen integrando nuevas áreas como el Mariposario donde se exhiben 40 especies tropicales de mariposas todas nativas de México, acompañado de una hermosa variedad de flores y una cascada. Además que también tiene la función de criadero en el cual se liberan diariamente 100 mariposas que extienden sus alas por primera vez, es sin lugar a duda un oasis en la ciudad y sobre todo quedaras enamorado al ver mariposas posándose sobre cabeza y cuerpo.

La contemplación es un sentido el cual no debemos de perder, por eso es importante no perder la ocasión para llenar de admiración nuestras pupilas. Es común que recordemos al zoológico con nuestros ojos de la infancia, pero la percepción que pudimos tener en la infancia es totalmente distinta a la que podamos tener el día de hoy. La tranquilidad que pueden transmitir los hábitats, es distinta dependiendo del estado de ánimo pero algo muy seguro es que quedaremos sorprendidos a observar, observar y observar bien.

El observar a las aves majestuosas volando de un lugar a otro, siempre resplandeciendo con sus colores o desde la quietud de un rama observando al visitante. El estar bajo el imponente azul de las peceras donde danzan pingüinos y focas por igual, dando una lección de seducción al espectador. El descubrir el brillo de cada escama de los reptiles como si te trataran de decir algo al serpentear frente a ti.

“Después de todo el secreto es mirar hacia arriba

y ver como las nubes se disputan las copas

y ver como los nidos se disputan los pájaros. “

Mario Benedetti.