Por: Daniel Hernández García.

Definitivamente el café Cordobés es un destino obligado del Distrito Federal, ubicado en la calle de Ayuntamiento num. 18 esquina con López. Fundado en el año de 1937 por un amante de la tauromaquia (se dice que un torero fue el primer propietario). Un lugar que llena de aroma la cuadra y por supuesto un lugar que atrapa la mirada, el color rojo resalta entre lo demás edificios.
El entrar en el café, te transporta por el tiempo, su estructura consta de dos niveles en el primer nivel se encuentra la cafetería, donde un molino le da el sonido característico de tradición, en vitrinas puedes apreciar los cubiletes de queso y elote, un deleite para la vista y el paladar del comensal, puedes tomar asiento, observar en lo alto de los muros las diferentes maquinas de moler café que ahí se encuentran, tratando de averiguar la historia de cada una de ellas, un ventilador colgante hipnotiza a cualquiera.
Se sube por una estrecha escalera de metal forjado a la planta alta, siempre con cuidado de no tropezar ya que los escalones son mas altos de lo normal, ahí te reciben dos bustos de Toro, los cuales han estado ahí desde los primeros años del Cordobés, las mesas pequeñas donde caben hasta cuatro personas indican lo intimo del lugar, también hay una pequeña terraza donde puedes tomar un buen café observando el avance de la ciudad, en los años treinta por ahí pasaba el tranvía, ahora pasa por ahí el metrobus. Mientras estas tomando tu café que no te sorprenda el escuchar un trío que siempre pasa por ahí cantando boleros a las damas a petición de un Don Juan.
Pero lo que ha caracterizado y ayudado a su conservación a este lugar es sin duda alguna su café de altura, traído de tres partes de la republica, Oaxaca, Chiapas y Veracruz. Siempre dispuestos para el cliente para que este lo pueda disfrutar desde la comodidad de su hogar, también cuentan con la mezcla especial de la casa, no olviden pedir su cubilete de queso o elote para acompañar su café.
Un lugar donde he pasado muchas tardes disfrutando un café doble cortado y un cubilete de queso, un lugar frecuentado por escritores y actores, una vez el escritor Armando Ramírez me dijo “ a este lugar hay que venir acompañado” y claro, en el cordobés he visto la sonrisa mas linda en mi vida, hasta el momento.
No cabe duda que la cuidad esta en un constante cambio, pero todo cambio siempre regresa a sus raíces y el centro histórico tiene muchas, a pesar de los cambios hechos en edificios el Café Cordobés ha mantenido su estructura y color original, una de las radiografías de la ciudad y ha pesar de la repentina aparición de franquicias de cafés, el café cordobés no ha perdido a su clientela. Unos de los mejores Cafés de la ciudad.

“Si no hay café para todos,
no habrá para nadie”
Che Guevara.