Por: Daniel Hernández García.

El esqueleto del alacrán,
fue expuesto,
el día en que el cascabel se detuvo,
entre brisas ardientes
se quemaron los oídos,
naufragas ideas se arrastraron
bajo las garras de la iguana,
entre la zigzagueante
huella de la serpiente,
comenzaron todos los ciclos,
dibujados en la arena del desierto.

La ruptura comenzó
en tu ombligo camaleónico,
el día que descubriste el cascabel.