Por: Elbow Radourh

Aun maldigo a la persona que destruyo mis ilusiones, aun no entiendo donde están esos buenos deseos escondidos. Fue hace 3 semanas que el llanto estuvo acechándome hasta que me alcanzo, esquive mientras pude las espadas de sufrimiento que enviaba, tuve que ceder porque en juego puse mi alma.

La apariencia no siempre es sincera, en ocasiones conoces lo que menos deseas de una persona, estuve debatiendo con mi yo interno sobre la posibilidad de hacer a un lado mis temores, enfrentarme a las hipocresías de todo aquel que me impida ser autentico, que me pida fingir lo que no soy.

Ella me mintió no era lo que pensaba, los momentos de alegría son como balas de salva, siempre me pidió ser implacable, un ser leal que no dudara ni un segundo pero su gusto duro muy poco, me quite la venda cuando los dolores fueron demasiado, cuando el camino se fue empedrando. Mentí a partir de ahí todo el tiempo, degrade mi honor hasta ser un perdido, hasta estos días me siento rendido.

Quiero volver a confiar pero nada lo vale, quiero borrarlo de mi memoria para denigrarme sin vergüenza de parecer un guiñapo, alguien que un día tuvo una luz pero solo fue un espejismo, solo fue artificial.
He decidido pasar a la siguiente etapa, la de aceptación, aquí no importa el pasado sino las enseñanzas, recobrar la virtud de esperanza, acostumbrarme a que los errores son calculados.