Por Laura Vega

Cortázar escribió dentro de su primer libro de cuentos Bestiario (1951) un cuento titulado “Circe” que para muchos constituye la tentativa del escritor por acercar su ficción a los temas de la mitología clásica logrando con una narración excelente y con palabras que describen las escenas sugerentes y repulsivas que se plasman en la mente del lector, una historia lúgubre que aumenta conforme avanza el cuento hasta llegar al clímax para descubrir un final totalmente impredecible.

Inspirado probablemente en el personaje de la mitología griega Circe una diosa y hechicera que transformaba en animales a sus enemigos y a los que la ofendían mediante el empleo de pociones mágicas, Julio Cortázar crea a un personaje misterioso que da para pensar, Delia una chica dulce y callada que esconde un secreto anunciado desde el principio, pero que mantiene la intriga y un escalofrío que va en aumento atrapando al lector en esa magnífica combinación  de  misterio y porque no un poco de terror.

Sin lugar a dudas es un cuento que maneja bien una doble visión en este caso de un personaje psicológicamente bien trazado, por un lado el protagonista intenta convencernos de la dulzura de Delia y por el otro Cortázar la mantiene siempre rodeada de misterio, lo que al final da como resultado quizá varias interpretaciones; a mí me ha encantado la sensación al terminar el cuento, esa descripción tan magnifica que logro un estremecimiento de repugnancia y miedo.

Circe es un cuento perfecto para acercarse a la literatura y sobre todo a la vasta obra de Julio Cortázar, pues sin más en este relato presenta una narración metafórica acerca del amor y las relaciones de dependencia; este título fue llevado a la pantalla grande en Argentina dirigida por Manuel Antin según su propio guion escrito en colaboración Héctor Grossi y el propio Cortázar.