Por José Luis Ayala Ramírez

No cualquiera hace una película de de 2 horas y media y te deja al borde del asiento en cada minuto que pasa. Se tiene que ser un genio para conseguirlo, y el señor David Fincher lo es. Gone Girl es la décima cinta de un director que se encuentra en el punto más alto de su carrera, con un estilo perfectamente identificable y que no deja de sorprendernos con cada historia que nos cuenta.

Gone Girl se centra en el matrimonio compuesto por Nick y Amy Dunne, que ante la mirada de la sociedad, de sus vecinos y de su familia es la pareja ideal, sin embargo no todo es lo que parece y los secretos comienzan a salir cuando en su quinto aniversario de bodas Amy desaparece misteriosamente. Así comienza uno de los mejores thrillers que ha visto el cine en los últimos años, un filme que va directo al grano, develando los secretos uno a uno, llenando de gran cantidad de información al espectador para luego crear los famosos giros de tuerca y buscar sorprender. Sin embargo es muy difícil que a estas alturas una voltereta deje con la boca abierta, y las de Gone Girl no lo consiguen, aunque si son muy efectivas, además de excederse un poco en la reiteración de los hechos.

Aun así Gone Girl navega excelentemente y se convierte en el thriller de nuestros tiempos, ya que el director aprovecha los recursos que el mundo le ha dado y los utiliza eficazmente, entiende la importancia de la opinión pública, de los medios de comunicación, de las redes sociales, comprende la globalización y la explota para hacer de ella un personaje más, haciendo un juego de estrategia por parte del protagonista Nick Dunne, cuando este se convierte en el principal sospechoso por la desaparición de su esposa.

A pesar de que se trate de un thriller, es para enmarcar que lo verdaderamente grande de Gone Girl venga de otro lado, en este caso de su radiografía sobre el matrimonio que puede ser muy fría y terrible pero que puede llegar a convertirse en la realidad que enfrentan muchas parejas hoy en día. Así con maestría Fincher nos detalla la atracción, el enamoramiento, la felicidad, la consolidación, las pequeñas crisis, las grandes crisis, el pleito, el desamor para finalmente llegar al auto engaño, preocupándonos más por la opinión de la gente que nos rodea. Todo esto el cineasta lo cuenta con gran habilidad, con un ritmo trepidante y con un uso del flashback muy inteligente, siempre apoyado obviamente por el gran guion de Gillian Flynn.

Visualmente Fincher da cátedra, con su fotografía estilizada, su montaje frenético y artificioso, una atmósfera triste y la música de Reznor y Ross que es absorbente en muchas de sus partituras.

Ben Affleck esta muy bien en quizá la mejor actuación de su carrera, pero es Rosamund Pike quien sorprende y nos regala un personaje para enmarcar y estudiar por la cantidad de matices que posee y que ella consigue un registro muy amplio para poder hacer suya a esta Amy, quien es una autentica Perdida, no solo porque esta desaparecida, sino a un nivel psicológico.

Gone Girl es uno de los retratos más fríos y poderosos que se hayan hecho acerca del matrimonio en el cine americano, Fincher desnuda a la pareja y saca todos los secretos al aire mientras la historia de intriga solo es un pretexto para contarnos algo más importante y necesario, algo que te lleva a la concienitización irremediablemente. Su mejor thriller desde Seven.