Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 

No cabe duda que el cine italiano de los 40s a los 70s estuvo plagado de grandes directores que hicieron de este país una de las grandes potencias de la cinematografía mundial, varios de ellos ya pasaron por nuestra sección Cineastas, por lo que no podemos dejar de lado al que es quizá el más perfeccionista de todos ellos en cuanto a la puesta en escena, el poder de la imagen, la creación de secuencias llenas de belleza, probablemente el mejor realizador italiano, el aristócrata Luchino Visconti

Descendiente de una familia de clase alta, lo que le dio la posibilidad desde joven de incursionar en el mundo del espectáculo, comenzando en el teatro y apasionándose por la ópera, pero pronto dio el salto en el cine con el movimiento del neorrealismo para poco a poco ir obteniendo su propio estilo que lo catalogo como un autor a pesar de que la mayoría de sus filmes eran adaptaciones de novelas muy conocidas.

Como lo mencionaba anteriormente Visconti era un director que explotaba la imagen como pocos, sus planos eran hermosos pero sugerentes, lleno de detalles, el trabajo de fotografía de sus cintas siempre estaba muy bien cuidado ya fuera a color o en blanco y negro. También se trataba de un cineasta que cuidaba mucho la evolución y psicología de sus personajes, los cuales la mayoría siempre tenían una especie de catarsis durante las historias que invitaba al espectador a la reflexión y el debate interno.

El italiano era un director muy versátil, que claramente evoluciono en su cine con los años en el fondo y en la forma, al principio sus filmes retrataban a la clase pobre, a la trabajadora, a la explotada, retratando los efectos de la Segunda Guerra Mundial en el pueblo, pero poco a poco también fue haciendo de sus protagonistas a la clase alta, a la burguesía, al lugar donde el creció y que ahora mediante sus películas buscaba crear una critica de su avaricia, de su poder y sus costumbres.

Trabajo con algunos de los actores italianos más grandes de la época, comenzando por el colosal Marcello Mastroianni, las bellas Anna Magnani o Claudia Cardinale, la chica bergmaniana Ingrid Thulin o el internacional Burt Lancaster.

Un director único y de una evolución exquisita dentro del medio para visionar en orden cronológica su trabajo, uno de los grandes cineastas italianos de la historia del cine que hoy le rendimos este pequeño homenaje muy merecido en Alegato. El aristócrata que retrato a la clase baja como nadie y que expuso el lado negativo de sus raíces en la pantalla, asi era simplemente Visconti.

“Creo que no se puede ser hombre, y mucho menos artista, sin tener una conciencia política. El arte es política”.- Luchino Visconti

3 películas para recomendar

La tierra tiembla. Una película sencilla rodada sin ningún tipo de pretensiones pero que guardaba en su interior una de sus primera criticas sobre la explotación de los derechos de los trabajadores, en este caso a los pescadores sicilianos. El filme es prácticamente una especie de documental de este hecho donde además sus actores no eran profesionales, dándole el mayor realismo posible al resultado final.

Rocco y sus hermanos. La obra maestra de Visconti y del neorrealismo italiano, probablemente uno de los 3 mejores filmes italianos jamás creados. Una historia que expone los lazos de hermandad, la familia, el amor, el honor, mientras la lucha por salir adelante de una familia es expuesta casi cual tragedia griega. Mención a parte merece el triangulo amoroso más trágico que se haya visto en pantalla.

Muerte en Venecia. Claramente es la obra más personal de Visconti, donde además la música ocupa un lugar clave y las imágenes son bellas como pocas, pero siempre rodada de forma sencilla y con pocos artificios. Luego esta Gustav von Aschenbach, un personaje hermoso, lleno de matices, adelantado a su época, uno de esos que merecen una tesis debido a su complejidad y sus múltiples lecturas que puede llegar a tener.