Por José Luis Ayala Ramírez

Fue extraña la decisión de que el recinto para festejar los 25 años de una de las bandas de rock más importantes del país fuera el Auditorio Nacional, y no porque la sede no lo mereciera, sino por la cantidad de personas que este tiene como capacidad y el formato para organizar al público, en este caso mediante butacas que impedirían ejecutar el famoso «slam».

Sin embargo Cafe Tacvba salio a escena y el resto es historia. La banda compuesta por Ruben, Joselo, Quique y Meme confirmó desde el inicio que pocos saben prender al público como ellos. Además de la celebración de 25 años del grupo, también se festejo el cumpleaños número 20 de Re, probablemente el mejor disco de la banda y uno de los mejores del rock en español en la historia. Así rindiendo homenaje a su álbum, los músicos interpretaron las 20 canciones del disco exactamente en el orden de este, clásicos como Ingrata, Esa noche, El Ciclón, Las Flores, El Baile y el Salón, El Puñal y el corazón fueron cantadas a todo pulmón por los seguidores. Mención a parte merece lo hecho por el vocalista Ruben cuya energía y entrega en el escenario es inimitable e inigualable, que a sus 47 años siga teniendo esa estamina de puberto, es realmente digno de admirar.

Fieles a reclamar los hechos sociales, el grupo no perdió la oportunidad para acordarse del caso Ayotzinapa y los 43 normalistas desparecidos, llegando así al momento político del evento, con gritos del público de «Ni uno más», las fotografías en las gradas de los normalistas o unas velas que se prendieron en el escenario en señales claras de protesta.

Tras la conclusión de Re, los Tacvbos siguieron con la magistral Eres para dar paso a las peticiones del público y tocar canciones como Quiero ver, El espacio, Rarotonga o la rompedora Chilanga banda. Finalizaron el concierto con el cover Dejate caer logrando un climax vibrante, entrañable y sin igual, terminando con el mítico baile al final de la rola por los cuatro integrantes.

Rock, protestas, aniversarios y un recinto imponente se unieron como pocas veces para dar paso a un concierto vibrante con un torrente lleno de emociones. Han pasado 25 años y Cafe Tacvba sigue tan fresco y entrañable como en los 90s, una banda que como los buenos vinos, envejecen maravillosamente.