Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 

«Mi reino es pequeño, pero al menos soy el Rey».

Esta es la frase que mejor define a Aydin, el protagonista de Winter Sleep, la nueva cinta de Nuri Bilge Ceylan, flamante ganadora de la Palma de Oro a la mejor película en el último Festival de Cannes. Es un hombre cuya egolatría le ha dado un sentido de superioridad sobre los que lo rodean, desde sus amigos, conocidos hasta su familia.

El director turco firma una obra brillante, exhaustiva para el espectador pero que una vez que te atrapa no te suelta hasta los créditos finales. Sin duda el mayor aliado de Bilge Ceylan en este evento fílmico es su guion, más específicamente sus diálogos, llenos de inteligencia, consistentes, directos y que pegan irremediablemente, interesantes son cada una de las conversaciones uno a uno que mantienen los personajes de la historia, ya sea entre el protagonista con su hermana, con su esposa, con algún amigo, incluso no se necesita de la participación de Aydin en pantalla para que los diálogos fluyan, como si de una obra maestra de las letras se tratara.

Por su parte el dibujo de los personajes raya la perfección, desde su presentación, pasando por su evolución a medida que el conflicto avanza hasta su resolución sumamente humana y que invita a la reflexión. Se trata de uno de los mejores retratos de la soberbia que se hayan expuesto en una pantalla, todo gracias a un guion sin apenas fisuras, bien trabajado y desarrollado, existencialista, es imposible no acordarse del Bergman más humano mientras se ve Winter sleep.

A nivel técnico hay que hablar de un filme excelentemente fotografiado por el lente de Gökhan Tiryaki, mientras que el director elige una realización poco contemplativa, donde los diálogos son el platillo principal, aun así hay imágenes hermosas y uno que otro movimiento con la cámara muy eficaz, sobre todo en un par de tomas subjetivas. Narrativamente puede tener algunas lagunas (imposible no tenerlas sen un filme de estas características) pero tampoco es tan pesada como se pensaría, el ritmo es lento pero muy bien llevado. El final, si bien lleva a la catarsis, llega de una forma algo precipitada, hubiera querido un poco más de alargamiento en esta parte y mayor síntesis en otros momentos que si bien son necesarios, también son algo reiterativos.

Haluk Bilginer esta muy contenido y saca lo mejor de un personaje muy complejo pero que él lleva a buen puerto, pero interpretativamente el filme le pertenece a Melisa Sözen como la esposa de Aydin, sin olvidar de mencionar a Demet Akbag o Nejat Isler quienes sostienen duelos actorales tremendos en sus escenas.

Es complicado hablar de una película como Winter Sleep, tan inteligente, tan eficaz en su mensaje y compleja en su forma, un trabajo para degustar lentamente, profundizar y debatir, probablemente no sea la mejor película del año pero el resultado es digno de todo elogio.