Por: Daniel Hernández García

Aprovechemos las inclinación

de la tierra y saltemos al vacío,

para sembrar nuestras entrañas

en la tierra.

hay un mar

donde podemos explotar sin problemas

y brotar en corrientes de sangre,

ser coágulos al rojo vivo tocados

por niños en verano.

.

Toma mi mano

que hay un lugar

para nosotros en el silencio,

ecos en el viento

de nuestra torturada existencia.

La sangre brota

de la costilla del hombre

quien cae en el suelo

para deja nacer una visión.