Por G. Mateo

Este clásico largometraje, ganador de múltiples premios se estrenó en el año de 1995 y fue dirigido por Emir Kusturica en coproducción con países como Yugoslavia, Francia, Alemania y Hungría*; el film está catalogado entre los mejores 100 del siglo pasado. La historia representa la caída del comunismo yugoslavo, que en medio del terror de la guerra es bombardeada y asediada por la Alemania Nazi.

Los protagonistas son realmente vanguardistas denotan carisma y explosividad Marko era poeta y Petar electricista, pero ambos pertenecen a altos grados dentro del partido comunista de Yugoslavia. En un original desarrollo, su amistad termina por desatar aventuras tan exóticas que se presume que algunas fueron basadas en la realidad.

Marko y Petar son la representación de dos personajes de la vida real: Aleksandar «Leka» Ranković y Sreten Žujović (Cirílico Serbio), serbios cercanos a Josip Broz Tito, Ranković el dirigente comunista y Žujović un líder partisano durante la ocupación nazi de los Balcanes, posterior Ministro de Finanzas y delegado en la ONU por Yugoslavia, fue apartado del gobierno al posicionarse a favor de Stalin contra el Mariscal Tito, afamado antiestalinista.

Otro personaje protagonista es Soni, un chimpancé que escapa del zoológico tras los bombardeos, él es el único personaje que está de principio a fin, representa sencillez, humildad y estupidez; le enseña a Jovan a comer plátanos sin cáscara, abre la salida del sótano y guía a Ivan al final del laberinto.

Sin duda es una película llena de simbolismos por ejemplo, tras el bombardeo a Belgrado, Blaky se limpia el zapato con un gato; al final Petar, en la búsqueda de su hijo y tras descubrir que Marko y Natalija murieron, se apoya en una cruz que tiene un Cristo invertido. Además, en medio del fuego y la destrucción hay un caballo blanco y un ganso volando; que decir del trozo de tierra que se desprende hacia el final del río; símbolo de muchas cosas, representa el final de un conflicto sin fin. Al final de la película dice: Ova Priča nema KRAJ («Esta historia no tiene final») y que la muerte lo hace olvidar todo y los lleva a una nueva etapa para divertirse. Las vacas que salen del río representan a las almas que reencarnan para tener una nueva vida para olvidar y disfrutar. El trozo que se desprende representa a Bosnia-Herzegovina, país de nacimiento de Kusturica, que está separado culturalmente o incomprendido con Europa. Cuenta con escenas dignas del surrealismo, además tiene un drama nato de principio a fin y la increíble música realizada por el consagrado Goran Bregović termina de darle una dimensión sensualista que atrapa al espectador.

La música de ésta película es un excelente acervo cultural de Yugoslavia que a mi parecer tiene un ritmo y una energía algo latina, pero con el exclusivo sello balcánico Europeo. Si aún no las has visto, la puedes hallar en internet o en este link. No olvides checar el soundtrack.