Por G. Mateo 

Genio de la fantasía,

apasionante oráculo de la belleza,

venus de coralina, pido un deseo:

A la Mujer de Miel, cristalino velo;

que gire despacio entre las sabanas

con el férvido placer de mi locura;

y en los muros de mi habitación

el deleitable, vaivén de su figura.

Del eléctrico fruto del amor

me suspendo en lumínicos paisajes,

buscan mis ojos tus caminos sigilosos,

decididos a mirar tus sueños gravitar,

áurico ángel, abeja reina…

trepidante es tu encanto procreante,

espero encontrar la flor de tus anhelos,

para conquistarte, conquistadora.

Mujer de miel

en el césped de tu piel azucarada,

plácido dormido un niño se quedó,

en tus brazos juguetones ensoñó:

dos gemas en tus ojos, una risa de coral,

su sueño ilumina una joya ceresina,

golosinas jaspeadas el niño comió,

de zafiros coloridos él se enamoró,

envuelto en la seda de tu ágata,

en tu pecho su alegre destino encontró,

entre el rio mágico de tu sangre

alimentó de néctar su inquietud,

sumergido en la fuente de tu elixir,

complacido, adormecido,

hasta el milagro del amanecer.