Por: Daniel Hernández García
Ayer me entere de tu muerte
que tu cuerpo yace en reposo perpetuo
y que tus versos seguirán germinando
ahí donde no hay nada.
Fue tu generación
consecuencia de tiempos áridos
que golpea y sigue golpeando
las frágiles fibras de la decadencia.
Fue el joven Huerta
quien se declaro
cocodrilo entre ustedes
después de leer su manifiesto.
Estuviste entre aquellos
que abuchearon a un hipócrita Paz
que muerto nadie se atreve a tocar.
Ahora tienes la oportunidad
de forjar en tu ataúd tus alas
y que el fuego que se extingue
sea el aire que respiramos.
No mueres,
entras en metamorfosis