Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 

Hace 40 años el cine sufrió una de sus revoluciones más importante que llego a cargo de un simple argumento como la cacería de un tiburón de un jovencito semi desconocido que respondía al nombre de Steven Spielberg. Hace cuatro décadas los blockbuster no existían, las casas productoras buscaban como ahora ganar dinero pero no lo hacían de una forma tan descarada, no existían franquicias, sagas, no había toda una maquina de mercadotecnia detrás de una película para asegurar el éxito de la misma, no había Avatar, no había Vengadores, no había Harry Potter, no había El señor de los anillos, no había Star Wars, pero eso pronto estaría por cambiar.

El visionario Steven Spielberg solo había dirigido pocas películas, ninguna con gran éxito (a pesar de que en El diablo sobre ruedas ya mostraba una pizca de su enorme talento) pero recibió toda la confianza de Universal Studios para adaptar la novela Peter Bentchley acerca de como un tiburón provoca el pánico de todos los turistas en una playa del este de los Estados Unidos. Así, con una trama poco novedosa y típica de película de Serie B, estaba por cambiarse la forma de hacer cine para siempre.

Pocas veces se ha visto un resultado que compacte tan bien la calidad y el entretenimiento, un filme dirigido a las masas pero con un talento cinematográfica innegable. Spielberg supo adaptarse a los problemas que sufrió la producción (el tiburón mecánico no estuvo a tiempo para el inicio del rodaje) y convirtió esos defectos en virtudes, transformando al filme en un thriller de terror de los más potentes de la historia del cine. El mayor aliado del director viene siendo otro genio llamado John Williams, un músico que tan solo unos compacés era capaz de hacer que el espectador anticipará lo que estaba por ocurrir, sin duda la banda sonora de la cinta es uno de esos milagros que surgen cada muchos años, el resto seria cortesía del talento tras las cámaras del futuro Rey Midas.

El éxito de Tiburón no tuvo precedentes. Se convirtió en el filme más taquillero hasta ese entonces, apoyado del excelente trabajo de marketing y del efecto boca en boca que los espectadores sufrían, la gente iba a ver la película sabiendo lo que se encontraría y aun así salia sorprendido. El impacto fue tan grande que a la gente le daba pavor meterse al agua en las playas, el efecto Tiburón retumbaba en sus mentes.

Los productores se empezaron a dar cuenta del «monstruo» que habían creado y no tardaron en explotarlo, primero solo una vez al año, luego sería más constante, dos o tres veces al año o como ya es en nuestros tiempos unas veinte veces durante este lapso. En 1977 llegaría George Lucas con su galaxia muy muy lejana en Star Wars, Spielberg tampoco se quedaría atrás con filmes como Indiana Jones o E.t el extraterrestre, o el joven Robert Zemeckis que nos mostraría lo divertidos que son los viajes en el tiempo en Volver al futuro, todo esto en un lapso de diez años tras el estreno de Tiburón. El Blockbuster había nacido para quedarse para siempre.

Por el resto Tiburón fue nominada a 4 premios Oscar incluyendo mejor película, ganando el premio de mejor música para John Williams, mientras que Spielberg sería omitido de la categoría de director, algo que empezó a ser común en su carrera hasta pasarse a un cine más «serio» con La lista de Schindler, sin embargo este fue el Spielberg que nos conquistó y nos llevó a ver el cine de otra manera, el señor le había dado un giro a la industria, a muchos no les podrá gustar, pero el cambio el séptimo arte, él y un Tiburón que acecha desde las profundidades para luego sorprendernos al compás de la música más inquietante del cine moderno.

«Va a necesitar un bote más grande»

Jaws-Spielberg