Revista Alegato presenta:

Ya estamos muy cerca de cerrar este Especial sobre Las 100 mejores películas del cine mexicano en su historia. Mientras más nos acercamos a la posición de honor, más la calidad e importancia de los filmes que integran este conteo va aumentando.

A continuación los filmes de las posiciones 40 al 21.

40.- La mujer del puerto de Arcady Boytler (1933)

Por el manejo del tema que trata (la prostitución) y por la resolución del conflicto de los personajes, no es de sorprender que este filme de la década de los 30s todavía a día de hoy siga sorprendiendo. Una historia muy fuerte donde la esperanza destaca por su ausencia, es una tragedia al puro estilo shakesperiano. Andrea Palma se convertiría en la primera diva no solo de México, sino de todo el cine latinoamericano.

39.- Rapiña de Carlos Enrique Taboada (1975)

No parece en absoluto un filme del maestro del terror mexicano, aunque la intriga es uno de los elementos de esta historia, se trata más de una especie de drama psicológico donde se representa como pocas veces la avaricia del ser humano, hasta donde se es capaz de llegar por dinero, llegando a la misma traición. López Tarso y Germán Robles brindan un gran duelo actoral en esta cinta bastante infravalorada.

38.- Nosotros los pobres de Ismael Rodríguez (1947)

Llega la película más famosa de la historia del cine mexicano, un clásico entre los clásicos, una historia y personajes que es imposible no conocer siendo mexicano, Chachita, Celia La Romántica, Don Pilar, La que se levanta tarde, La Tostada, la Guayaba, entre otros, y por supuesto Pepe el Toro, encarnado por Pedro Infante, capaz de conquistarnos con su mítico Amorcito corazón.

37.- Ensayo de un crimen de Luis Buñuel (1955)

Una cinta sumamente especial dentro de la filmografía del español, una comedia muy negra, narrada magistralmente y rodada con una elegancia poco habitual en este tipo de tramas. El señor Telenovela Ernesto Alonso es aquí Archibaldo de la Cruz, un hombre acusado de asesinar a varias mujeres, pero él no lo hizo argumenta él, pero si deseaba la muerte de cada una de las víctimas. Una gran película.

36.- Tlayucan de Luis Alcoriza (1961)

Nominada al Oscar como mejor película extranjera, se trata de la mejor película del español Alcoriza, un director poco reconocido actualmente pero que necesita urgente una reivindicación total, probablemente no haya sido el mejor cineasta, pero sí el más sincero y honesto a la hora de narrar sus tramas, dotando de gran realismo a sus películas y manteniendo un ritmo excelente en todo su metraje. Tlayucan tiene todo eso y más.

35.- El imperio de la fortuna de Arturo Ripstein (1986)

El único remake del conteo, demostrando que cuando se aporta algo nuevo a una historia que ya se contó, vale la pena hacer este tipo de películas. El gallo de oro es un filme estupendo, pero la de Ripstein la supera, la mayor razón de todas es por la forma en que recrea y deshumaniza a sus personajes centrales, Dionisio y la Caponera se vuelven en auténticas tragedias griegas. La película ganó los premios Ariel principales, película, director, actor, actriz y argumento original, entre otros.

34.- Raíces de Benito Alazraki (1953)

La cultura indígena a través de varios puntos de vista en esta película que se compone de 4 episodios, donde observamos las costumbres, los sacrificios, los esfuerzos, las creencias que estas personas y como tiene que lidiar día a día con la sociedad urbanizada. Una película sencilla, honesta y que busca recordarnos nuestras raíces, lo que somos y de donde venimos antes del mestizaje. Ganó el premio FIPRESCI en el Festival de Cannes.

33.- El Infierno de Luis Estrada (2010)

Esta cinta llegó en pleno festejo del Bicentenario de la Independencia para recordarnos que no había nada que festejar. Crisis, pobreza, violencia, corrupción, ese es México a través del lente de Luis Estrada; el director más incómodo del momento, y que aquí combina a la perfección todos los ingredientes del cine de narcos con la comedia negra. Un filme muy completo en todos los sentidos que además bebe bastante del cine de Scorsese. Alcazar, Cosio y Gómez Cruz devoran la pantalla.

32.- Dos tipos de cuidado de Ismael Rodríguez (1953)

Magnífica comedia ranchera que contiene el nivel más alto de todos los elementos que volvieron a este género mexicano tan popular. Fabulosos números musicales y una historia notablemente contada, pero el espectáculo viene por el duelo como actores y cantantes que sostienen Pedro Infante y Jorge Negrete, las dos grandes estrellas de la época en nuestro país. Esas Coplas continúan siendo memorables.

31.- El lugar sin límites de Arturo Ripstein (1977)

Las tensiones sexuales, la prostitución y la homosexualidad se ven reflejadas en una comunidad rural donde los límites no existen, y como es Ripstein el director, la esperanza tampoco. Brillante guión en todas sus facetas, la puesta en escena del cineasta nuevamente es magistral y las interpretaciones son tan terribles como hermosas, pero sobre todo humanas, ahi esta de ejemplo esa Manuela (el roba escenas Roberto Cobo) y su inesperado desenlace que nos hace cuestionarnos varias cosas.

30.- Ahí está el detalle de Juan Bustillo Oro (1940)

El parteaguas en la carrera de quien se convertiría en el mejor cómico en la historia del cine mexicano, y sin duda esta es su película más famosa y completa, nace el concepto del “cantinfleo” y ese hombre del bigote peculiar, de la rara vestimenta y sobre todo su forma de hablar, del que probablemente entenderemos poco, pero no importa, ahí está el detalle. Cantinflas llegará para quedarse para siempre en nuestros corazones.

29.- ¡Vámonos con Pancho Villa! de Fernando de Fuentes (1936)

La revista Somos la consideró en su momento como la mejor película mexicana de todos los tiempos. Razones no faltan ya que contiene numerosos momentos memorables y un guión que nos lleva no solo a ver, sino a sentir la Revolución Mexicana. Todos los personajes son fabulosos y tienen un peso específico en la trama. Como varias grandes películas en su estreno no fue del todo reconocida, pero con el paso de los años se fue cogiendo un lugar como lo mejor del cine nacional.

28.- El Callejón de los Milagros de Jorge Fons (1994)

Se trata de la película más nominada y galardonada de los premios Ariel, un total 23 nominaciones y 11 premios respectivamente, además triunfó en el Festival de Berlín y es uno de los dos filmes mexicanos que han ganado el premio Goya a mejor película iberoamericana. Una de las cintas más representativas del nuevo cine mexicano, rodada con gran maestría por Jorge Fons y que sirvió además para catapultar la carrera de la veracruzana Salma Hayek.

27.- Cada quien su vida de Julio Bracho (1960)

Uno de los mejores retratos sobre la relación de las clases sociales en México. Un cabaret es el lugar donde el día de fin de año se reúnen cabareteras, políticos, mendigos, músicos, profesores, gente pobre, gente rica, todo tipo de personas que da lugar a una serie de eventos que otorgan uno de los mejores filmes sobre lo que es México, un lugar de gran diversidad en todos los aspectos. Fabuloso trabajo narrativo de Bracho y un elenco a la altura de tan gran historia, basada en la obra de Luis G. Basurto.

26.- Pafnucio Santo de Rafael Corkidi (1977)

Una de las odiseas más extrañas que nos ha regalado no solo el cine mexicano, sino mundial. Pafnucio Santo baja a la tierra buscando una pareja que pueda fecundar al nuevo Mesías. La narración como su trama es tan extraña que seduce e hipnotiza, la música es extraordinaria y el trabajo de fotografía superlativo. En el filme aparecen entre otros Hernán Cortés, la Malinche. Emiliano Zapata, Julieta de la obra de Shakespeare, entre otros. Cine experimental, no para todo el mundo, pero que demuestra que en el cine los límites y las reglas no existen.

25.- Pueblerina de Emilio Fernández (1949)

Muchos consideran a este filme el mejor y más redondo de toda la filmografía del Indio Fernández. Una cinta de una belleza que atrapa y seduce por las imagenes, nuevamente cortesía de Gabriel Figueroa, pero lo realmente emotivo viene en la historia de amor de la que son protagonistas Aurelio Rodríguez y Paloma, un amor sincero y real, tierno y romántico sin caer en la exageración. Simplemente hermosa en todo sentido.

24.- La Rosa Blanca de Roberto Gavaldón (1961)

Este largometraje estuvo prohibido por un total de 11 años, no es para menos, pues retrata cómo los empresarios estadounidenses buscaban por todos los medios apropiarse de los pozos petroleros del país, pero ahí no acababa el asunto, sino también reflejaba las condiciones deplorables e inhumanas a las que eran sometidos los peones por su trabajo. En tiempos de la privatización de Pemex debería ser un filme obligatorio, no solo por su discurso, sino también por su potencial cinematográfico.

23.- Una familia de tantas de Alejandro Galindo (1948)

El cambio de una sociedad, el cambio del México clásico a uno más moderno, el cambio de la forma de pensar y de las costumbres, llegan los choques generacionales expuesto por el magistral guión de Alejandro Galindo. Y luego está la excelsa puesta en escena y las actuaciones, soberbias todas ellas para una historia que debe ser vista por toda la familia, es para todas las edades. Fernando Soler se consolidaba como el “padre” del cine mexicano, la figura del papá conservador tiene el nombre de este señor actor.

22.- Viento negro de Servando González (1965)

Un peliculón en toda la extensión de la palabra, con ecos al western, ecos a John Ford, pero también a John Huston, a los dramas sureños y sociales. Una cinta que despliega una gran belleza en sus fotogramas, pero que posee una gran fuerza en su discurso, no le da miedo crear tensión con los diálogos o con el poder de la imagen, narrativamente es perfecta, sin fisuras y contiene un gran carga emocional. Uno se queda sin palabras ante esta película que envejece maravillosamente.

21.- El Topo de Alejandro Jodorowsky (1970)

John Lennon dijo que era una obra maestra. Con los años se ha convertido en un filme de culto con muchísimos fans en todo el mundo, sobre todo en México. Probablemente se trate del western más extraño jamás filmado, surrealismo marca Jodorowsky. Hay secuencias que son memorables y que se quedan grabadas en la mente de forma permanente, por nombrar alguna ese clásico shot al Topo, alejándose en su caballo, sosteniendo una sombrilla y su hijo detrás. Todo un clásico.

Redactado por José Luis Ayala Ramírez