Por Harry Cano.

“La televisión salvó mi vida. Escuchas hablar de problemas respecto a la tele, pero en mi familia no había arte – No libros, no música, no teatro – y lo único inspiracional que tuve fue la televisión. No puedo imaginarme que habría pasado si no hubiera sido mi ventana al mundo. Creo que mis intereses surgieron de las semillas que sembró en mi”.

Hace días acudí al cine a ver la nueva película de Robert Zemeckis, su reciente filme se introduce a la pantalla platinada con el título de “The Walk” (Que aquí en México titularon “En la Cuerda Floja”). Honestamente y lo admito, la película no es una obra maestra, ni mucho menos. Es una historia sencilla, entrañable y que invita al espectador a que se sumerja en una aventura muy diferente en lo que hemos visto en el cine. No quiero ahondar en este momento sobre “The Walk” y si quisiera hacerlo más adelante, solo mencionar que el motivo que me llevo a realizar el siguiente escrito es sobre la magnífica mezcla de arte y tecnología que pude presenciar en el filme más reciente de su ya mencionado director, y que hemos visto ya, en sus películas anteriores. Por lo cual, me tome a la tarea de escribir sobre este cineasta americano que fue pupilo de Steven Spielberg: Robert Zemeckis.

Sin dejo de engrandecimiento y con toda la sinceridad que se demanda, puedo decir que Zemeckis no es un autor en toda la extensión de la palabra, pero si es un habilidoso contador de historias únicas, donde mezcla el arte con una gran habilidad en la tecnología.

Zemeckis proviene de los suburbios de Illinois, Chicago; donde creció con la televisión, que es la que formo su talento. Desde su infancia y adolescencia experimento con una cámara de 8mm, con ella realizo cortometrajes con los que mezclaba elementos fantásticos en animación y efectos especiales muy económicos. Estudio en la Universidad de California (USC) donde fue rechazado en su primer intento – Por sus bajas calificaciones – , pero gracias a sus películas amateurs, logra que los directivos de dicha Universidad logren admitirlo en una segunda oportunidad.

Ya en las aulas de la Universidad conoció a su gran amigo Bob Gale con quien compartía el gusto por el cine hollywoodense de distintos períodos. Su golpe de suerte se genera cuando filma su cortometraje “A Field of Honor” que gana el “Student Academy” (Oscar Académico) y que años después Spielberg le puso el “Ojo” para convertirlo en su pupilo.

No todo fue felicidad desde un principio, sus dos primeras películas como director y guionista, no resultaron trabajos atractivos en términos monetarios. Aunado al fracaso que significo “1941” cinta de Spielberg que Zemeckis coescribió con Bob Gale y que les gano el mote de ser dos escritores sin capacidad de hacer dinero.

Pero es gracias a Michael Douglas que le solicito a Zemeckis, si podía dirigir una película que el reconocido actor tenía entre manos. “Dos Bribones tras la Esmeralda Perdida”, es un filme con el cual el director, logro generar altos números en taquilla y logro entretener al público. Si bien, Zemeckis logra dar un gran sentido de entretenimiento, el filme es “Palomero”, eso sí, experimenta con efectos visuales a nivel profesional. Y gracias a esta película pudo conseguir financiamiento para filmar un guion sobre viajes en el tiempo, a bordo de un DeLorean.

Es irónico que un guion que primeramente fue rechazado por los grandes estudios, hasta la fecha representa de lo mejor en Hollywood. Ya son treinta años desde la inaugural entrega de “Volver al Futuro” y nunca los viajes en el tiempo habían sido tan divertidos, su autenticidad y naturalidad, han logrado que el producto no envejezca con el pasar del tiempo. Se trata de una trilogía que suma una serie de perfectos acabados técnicos y artísticos. En su momento el reparto eran caras poco populares, pero que lograron crear personajes creíbles y muy simpáticos. Toda la trilogía es el perfecto ejemplo de que arte y entretenimiento no están peleados.

Entre la primera y segunda entrega de “Volver al Futuro”, Zemeckis filma la que muchos describen como su “Obra Maestra”: ¿Quién Engañó a Roger Rabbit?, no se trata de una simple película de caricaturas para niños, sino de un filme adulto que con maestría y técnica, logra retomar personajes y convenciones de la cultura popular. Una cinta única en su tipo, que desarrolla un argumento perfecto en clave de “Cine Negro”, dentro de un contexto muy peculiar y difícil de conjeturar. Solo un genio como Zemeckis pudo reunir a diversos personajes de la animación, lograr que interactuaran en pantalla y realizarles, el que es hasta hoy, el mayor homenaje en cine a la animación. Una auténtica joya, por donde se le quiera ver.

Después vendría una comedia de un humor muy negro, “La Muerte le Sienta Bien”. Una película que en su momento fue muy subestimada, pero que logra con creces crear una farsa que se mofa de la frivolidad, la infidelidad, la ambición y sobre todo de una de las mayores obsesiones de las celebridades, aferrarse a la juventud sin importar las consecuencias. En su año la cinta fue galardonada con el Oscar a los mejores efectos especiales.

Con su siguiente película Zemeckis consigue crear una historia de vida, que muestra el corazón de la cultura estadounidense, vista desde los ojos de un personaje entrañable: “Forrest Gump”. El filme es una reflexión sobre la identidad, la guerra, la sociedad, la política y la economía, con un tratamiento emotivo y un sutil sentido del humor. Y de nuevo Zemeckis lo logra, ofrece una

impecable y ejemplar maestría, al lograr fusionar los efectos visuales como nunca antes: Logra que Tom Hanks le estreche la mano a John F. Kennedy, que aparezca en un programa televisivo junto a John Lennon, convierte al actor Gary Sinise en un lisiado con ambas piernas amputadas. A partir de aquí, los trucos digitales no solo se utilizaron en mundos fantásticos, sino que permitió convertirse en una herramienta que permite que el pasado y el presente, lo perceptible y lo imaginario, confluyan en un mismo punto. “Forrest Gump” logro en su año ganar seis Oscares incluido el de Mejor Película y el de Mejor Director para Zemeckis. Tan solo un año antes su maestro Steven Spielberg había sido galardonado con dicho premio.

A todo este éxito le continuó en 1997, “Contacto” quizá su filme más íntimo. Pocas veces el tema de la vida extraterrestre se ha tocado con tanta formalidad y seriedad, aquí, Zemeckis en vez de realizar batallas inverosímiles, decide deliberar sobre temas importantes como la existencia de Dios. Jodie Foster – Como siempre asombrosa – da vida a una astrónoma que está convencida de que no somos los únicos seres vivos en el Universo. El filme fluye al máximo, creando un clímax ambiguo, cargado de lecturas muy interesantes.

Su siguiente cinta represento un riesgo para Hollywood, primero porque la mayoría del filme iba a estar centrado en un solo personaje y segundo iba a ser desarrollada por elementos narrativos tradicionales. “Naufrago” significo hasta el momento (Y esto por palabras del mismo director) el mayor reto de Zemeckis. Demostró que tiene una mano maestra para la dirección de actores – No le importo suspender la filmación un año para que Tom Hanks perdiera varios kilos y le creciera el cabello -. Pudo hacer que una pelota de voleibol se robara el corazón del público, y que casi sin diálogos ni música, se mantuviera el interés durante toda la película. Cualquier otro director de cine no hubiera salido bien librado, pero Zemeckis se las ingenió para armar una cinta sólida, sobre como el ser humano sale avante ante la carencia de artefactos creados por la civilización. Irónicamente es el mismo predicamento al que se enfrentó su director con este proyecto.

No hablare tanto de “Revelaciones” ya que es la película menos lograda de Zemeckis. Quizás fue el apuro de filmarla en el descanso de un año de “Naufrago”. Sin más ni menos, “Revelaciones” tiene un guion muy truculento, que no presenta en toda la duración de la película las virtudes de su director.

Del 2004 al 2009, Zemeckis se orientó en una técnica que mezcla la puesta en escena tradicional con la animación, que captura el movimiento de los actores para crear personajes 100% digitales. Sus tres películas hasta la fecha son: “El Expreso Polar”, “Beowulf” y “Un Cuento de Navidad”. Son deleites visuales, que se sostienen en guiones muy concretos y entretenidos. Su máximo reto en esta técnica y que logro realizar con éxito es darle “Vida” a la mirada artificiosa de sus personajes.

Tuvieron que pasar doce años (Desde “Naufrago”) para que Zemeckis regresara a las películas tradicionales. “El Vuelo” es un filme que relata la historia del capitán de aerolínea William “Whip” Whitaker (interpretado por Denzel Washington que realiza una actuación soberbia) que salvo la vida de varias personas de un accidente aéreo. La película de nuevo es un excelente ejercicio de dirección y pericia técnica, que engancha de principio a fin, amén de que Zemeckis se vuelve a valer de lo que sabe, contar historias reales, ensalzándolas con efectos especiales sutiles, para crear un vehículo de entretenimiento puro y redondo.

Y comencé este escrito hablando de la última película de Zemeckis “En la Cuerda Floja” (“The Walk”). Filme que me dejo impresionado por su uso impecable de la tecnología que va de la mano con la narrativa de la película y que logra poner a su director en muy buen puerto. Aunque en el 2008 James Marsh nos había seducido y nos robó el aliento con ese maravilloso documental, “Man on Wire”, Zemeckis a pesar de las deficiencias del filme – que las tiene – logra crear una emocionante aventura, nos adentra en la ya conocida historia del equilibrista Philippe Petite y su hazaña de cruzar las torres gemelas. Y qué decir de los deslumbrantes efectos especiales, que con solo expresarles, que en la premier de la película en Nueva York, algunos espectadores vomitaron debido a la sensación de vértigo.

Es así que a lo largo de 35 años la filmografía de Robert Zemeckis ha ido concediendo películas de destino comercial, asentadas en ideas novedosas, frescas o nuevas, que son desarrolladas con inteligencia y con un estricto rigor técnico. En efecto las producciones de Zemeckis son espectaculares medios de entretenimiento que están basados en una solidez argumental virtuosa, que logran ser elogiables, por el perfeccionismo que logran conjugar sus elementos en sus historias. Conforme a sus propias palabras: “Ser cineasta es la mejor manera de armonizar la mezcla entre el arte y la tecnología”.

Su apoyo a la investigación y progreso en la innovación de la técnica cinematográfica se ve manifestado por las donaciones que hace el propio Zemeckis. Dio cinco millones de dólares al Centro de Artes Digitales de la USC (Dicho centro lleva su nombre y se encuentra en la Universidad que en primera instancia le cerró las puertas). Sin duda ante las crisis de ideas que lleva mostrando Hollywood desde hace ya varios años, Zemeckis destaca como genio entre los genios, y es que a diferencia de otros autores cinematográficos de renombre o popularidad, jamás se ha autotraicionado ni se ha vuelto presa de sus propias intereses o ambiciones.