Por José Luis Ayala Ramírez

Spotlight es el típico filme que suele gustar a todo el mundo pues tiene todas las características para hacerlo, es una historia basada en hechos reales, con su mensaje necesario de denuncia, rodada con mucho oficio y con un elenco muy eficaz que logran dotar al relato del realismo necesario.

Thomas McCarthy narra perfectamente la investigación que un grupo de periodistas lleva a cabo cuando se dan cuenta que hay casos de pederastia por parte de varios sacerdotes en Boston, ese proceso de indagar; la labor periodística, esta muy bien retratado en la cinta y resulta el mayor plus de Spotlight, esto unido a un guion sumamente solido y bien construido que deja pocos cabos sueltos.

Ahora bien, la denuncia a la iglesia católica si bien es muy efectiva y como siempre necesaria ante tantos delitos que acontecen dentro de esta institución religiosa, tampoco resulta del todo sorprendente, resulta hasta cierto punto algo sobre explicado, mucho tiene que ver quizá que este mismo año se estreno un filme con mucho mayor fuerza en su denuncia y con más garra cinematográfica como es El Club, si bien ambos filmes son narrativamente distintos, si coinciden en su desmitificación de la iglesia, pero cuando el impacto del mensaje ya no es tan potente es muy difícil sentirse enamorado de Spotlight.

Todos en el casting se comportan a la altura y demuestran compromiso en todo momento, las mejores escenas recaen en un excelente Mark Ruffalo pero igualmente sorprende lo bien que esta Liev Schreiber. Michael Keaton y Rachel McAdams también cumplen en sus respectivos papeles.

Puede que Spotlight no sea el mejor filme del año ni una película que realmente vaya a trascender en el tiempo, pero es un trabajo de mucho oficio, eficaz que emite una denuncia necesaria.

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