Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 

Quentin Tarantino estaba destinado a trascender en el western. Un director que antes no había dirigido uno como tal, aunque Kill Bill y Bastardos sin gloria son una especie de western pero ambientados en el mundo de las artes marciales y lo bélico respectivamente. El debut llego con Django y ahora con The Hateful Eight se reafirma, este hombre aborda perfectamente el género.

La historia es en sí una combinación entre Reservoir dogs contextualizado en el mundo de Django, el mismo cineasta así lo declaro, eso promete y eso otorga al espectador, un festín de burradas, excesos pero rodado todo con talento puro. El guion no ofrece grandes novedades en el argumento pero como siempre desarrolla diálogos picosos marca de la casa, pero el verdadero oro en The Hateful Eight viene del trabajazo de dirección que ofrece Tarantino, una cátedra lo que hace con la cámara y la puesta en escena, el uso de exteriores es excelente, pero es en el trabajo de interiores donde da un recital que es imposible ignorar, su uso del espacio y del tiempo, su manejo de los actores, la creación de la tensión siempre in crescendo, puro nervio lo que acontece en esa posada.

Son tres horas que se pasan volando, la primera parte más lenta pero narrativamente excelente, con la presentación de los personajes y un tono extraño que recuerda a Leone (ese opening), mientras que la segunda ya es Tarantino en estado puro con todo sus excesos y tonterías que ello implica, con violencia sobre expuesta pero deliciosamente aplicada.

El elenco es sobresaliente, todos encajan en su papel y se unen al recital de excesos consiente que les pide su director. Samuel L. Jackson esta fantástico, mientras Walter Goggins es toda una revelación, siempre sale a relucir cuando le toca ser el centro de atención en este grupo de odiosos, mientras que Jason Jennifer Leigh esta perfectamente sobreactuada.

Morricone cumple con su banda sonora aunque se trata de un trabajo bastante olvidable, ni por asomo esta entre sus mejores trabajos.

The Hateful Eight con ese guion en otras manos pudiéramos hablar de números rojos, sin embargo Tarantino lo vuelve en toda una experiencia y un autentico recital de como hacer cine moderno. Por mi que se dedique ya a filmar puros westerns, se mueve como pez en el agua, y Tarantino es un pez muy extraño en esta industria.