Por: Elbow Radourh

 

La mentira encontró su hueco para reservar las malas vibras, se esmero en localizar su mejor posición, aquella que impide que otros la esquiven. Me volvió parte de su crew, cada instante tuvo que seducirlo, por momentos creí que era realidad, es una farsante dictadora, una bestia ilusionante. Sus amantes navegan con su bandera como si pudieras vivir de una utopía, los atrae el arte del engaño que escucharon desde su origen, no los juzgo porque formo parte de ellos aunque los detesto.

 

Recuerdo como me quitaron la venda de los ojos, era el momento donde dejas los años felices de tu infancia, ver los comportamientos insensatos y hasta atroces de los demas, observar el modo en que sobrevivir solo se logra con esas constantes mentiras, con una agónica falacia porque ser honesto no tiene un valor concreto.

 

Aquella falsa moral es la primera de sus componentes, ser de un modo queriendo ser de otro pensar en algo que solo es un espejismo al menos te escapa de la verdad. ¿No hay medias verdades? ¿Acaso solo puede ser blanco o negro? ¿Que hay de los matices?  Soy como todos, un mentiroso social, me relaciono con hipocresías constantes bien pensadas, ellos hacen lo mismo para convivir, el juego es aceptado globalmente porque ir en contra de un mandato es como escribir en el aire, resignarse es cerrar los ojos en la oscuridad, superficialmente la mentira es dueña flotante del entorno, controla los caminos donde se desborda un poco de verdad.

 

«Tu juegas a quererme yo juego a que te creas que te quiero» No me importa nada,Luz Casal.