Por Harry Cano

 

Lee Gates (George Clooney) es un experto en finanzas y conductor televisivo de un programa llamado “Money Monster”, Patty Fenn (Julia Roberts) es la productora del programa, de pronto estos dos y su equipo de trabajo, recibirán en el estudio a Kyle Budwell (Un estupendo Jack O’Connell) un joven que los sumergirá en un entredicho de emociones, violencia e incluso pondrá en peligro sus vidas.

Jodie Foster con este, su cuarto largometraje, logra un thriller eficaz, manteniendo el pulso y la tensión desde el comienzo y hasta el final, creando una emocionante cinta, por momentos, hasta emotiva y con pizcas de humor negro.

Sin embargo la película tiene un guion que no es tan profundo, pero que no deja de ser incisivo, creando un discurso muy actual – Periodismo insustancial y el cinismo de las compañías financieras- que hará pensar a más de una persona.

Clooney y Roberts, como ya es costumbre, tienen un completo control de sus personajes, el primero interpreta con una exagerada excentricidad e ironía, para después dar un giro dramático y sumirnos en la desesperación, la segunda delinea un personaje con matices de ecuanimidad y de toma de decisiones, que desenvuelve perfectamente. Grata sorpresa fue ver en pantalla al actor Jack O’Connell que interpreto maravillosamente, a un dolido y desesperanzado joven, creando un entrañable personaje.

A simple vista podemos ver que el trabajo de edición es espectacular, logrando crear una narrativa simplificada pero que no deja ni un cabo suelto. La fotografía de Matthew Libatique es de una fluidez y nitidez muy bien definida, muy limpia.

En definitiva, Foster no ha creado una obra maestra y no creo que esa haya sido su intención, su producto fílmico, entretiene, por supuesto (….) pero más allá de todo eso, hay una clara intención de querer informar (algo que ya muchos sabemos), la perversidad que se esconde detrás de las corporaciones, la nula importancia que estas tienen por la sociedad y las ilusiones que les crean.