Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 

No tengo dudas de que Dory es el personaje más entrañable que ha sacado la productora de la lamparita. Wall-E, Remy, Tristeza, Buzz y sobre todo Woody, son maravillosos, pero la pez cirujano se robó nuestros corazones hace 13 años desde el inicio, su personalidad positiva, su heroísmo, su infantilidad, su carisma, todo en ella funciona. Cuando se anunció esta secuela no pude ocultar mi entusiasmo, más sabiendo que Andrew Stanton; director del filme original, estaba de lleno en el proyecto.

Los guionistas de Buscando a Dory han ido por el camino más fácil y seguro, seguir promoviendo la leyenda de su ahora protagonista con una película que explora su pasado y las consecuencias de su discapacidad mental, esto es una de los elementos que más favorecen a esta secuela, mientras en la primera parte la “falta de memoria de corto plazo” de Dory se usaba para divertirnos y relajarnos en los momentos más tensos, aquí se le da un tratamiento más serio, más trágico y con un mensaje más poderoso pero a la vez favoreciendo de cierta forma a los institutos de vida animal, que contradice un poco el mensaje ambientalista que se había dado en películas anteriores de Pixar, aunque esto puede tener muchas interpretaciones.

Buscando a Dory posee un formato similar al de su predecesora, una búsqueda, aventuras, personajes con discapacidades, sin embargo en la anterior todo funcionaba perfectamente en todos los aspectos, era un filme intachable lleno de varios momentos memorables y risas por doquier, aquí me cuesta encontrar ese tipo de momentos. Es cierto que ver a Dory de bebe es muy tierno y que rumbo al final existe una secuencia muy fuerte emocionalmente, pero ya, nada más, el resto no ha logrado estar a la altura, ni en la comedia ni en las aventuras, los personajes secundarios están bien, pero no hay uno que resalte o que vaya a quedar en la memoria, y peor aún, Marlín y Nemo quedan relegados hasta a un tercer plano, lamentablemente los guionistas se han olvidado olímpicamente de los peces payaso cuando había escenas donde se pudo explorar mucho más su relación. Hay fugas, escapadas de guion muy facilonas, sobre todo en la parte final donde la acción esta descontrolada.

Dory sigue demostrando ser un personaje gigante, ella es capaz de entretenernos durante todo el metraje, de hacernos reír y que nos pongamos tristes, pero para hacer un filme inmortal se necesita mucho más, no hay quien le ayude, sus amigos la han dejado verdaderamente sola, todo lo demás en Buscando a Dory es olvidable.

Ya para terminar debo decir que a Dory le hubiera venido bien que Piper apareciera en la película, solo en 5 minutos el pajarito que le teme al agua se me ha quedado más en la cabeza que tanto pez, ballenas y pulpos.