Por: Erick Galvez Ayala

 

Los que tenemos más de 28 años recordamos perfectamente la tragedia de las torres gemelas, esa que marcó de por vida a un país que hasta el momento parecía intocable, generalmente ellos bombardeaban a los demás países para salvar al mundo de algo distinto a lo que consideraban bueno.

Aquel 11 de septiembre por la mañana el mundo entendió que todos somos vulnerables incluyendo a la mayor potencia mundial.

Por supuesto que los ataques fueron una pesadilla ideada por personas que no tienen conciencia de sus actos, ideologías religiosas que nos ciegan como humanidad, fue una película de terror en la vida real, fue un balde de agua fría, un acontecimiento brutal que logró su objetivo, herir de muerte al país de las barras y las estrellas. Ademas se llevó de paso a miles de personas que como cualquiera trabajaban en un día común, seres inocentes que llevan de castigo el régimen político de su país, la venganza de los talibanes se dio cita ese día triste. Esos inocentes junto a otros tantos rescatistas pagaron el precio del odio, de la animadversión con el islam.

Hoy después de 15 años entiendo que el respeto es la más elemental de las condiciones para convivir en el mundo, también que las venganzas armadas pueden tardar años en lograrse pero no perdonan el pasado,confirmó que es igual de triste los muertos en la guerra del golfo que los muertos de las torres gemelas, vale lo mismo un afgano que un norteamericano, lamentablemente no veo el mismo criterio para evaluar desgracias, si es New York es una fatalidad, sin embargo si es Medio Oriente todo parece consecuencia de la religión. Señores aquí no hay súper héroes, aquí no hay villanos, somos humanos buscando el dominio global, queremos tener la razón y vendemos ideas compartidas como únicas, tolerancia al de enfrente es el verdadero camino hacia la calma.

«Todos somos héroes y villanos» Fito Paez