Por: Daniel Hernández García
El fuego se consumió en los ceniceros,
en calor de las velas se extinguio,
el ultimo abrazo que se dio aquí
fue breve y triste.
En este lugar el frio es insoportable,
me agrieta el alma el solo estar,
las paredes tiene tintes de colores inalcanzables
cuadros que no dicen nada.
en momentos me ausento,
en momentos deseo no estar.
El sol me niega su calor,
ya nadie me quiere tocar,
es imposible sonreir
con escamas en mis arrugas.
El tiempo pasa muy lento
mientras mi sangre me exige salir
hacer un ultimo acto
dejar mi huella en la bañera.
Las gotas hacen ecos
en los poros del miedo,
mis temblores resienten
la soledad.
Me ausento para ya no estar.