Por G.Mateo

 

Pocos días antes, 
antes de que el español llegara
con sus diablos y sus carabelas
algo en la aldea Azteca pasaba:

En el año Doce Casa 
de noche un eco se escuchaba
una mujer sollozando
maternalmente suspiraba

¡Ay hijos míos! 
¡AY todo nos vamos a perder!
¡Ay mis hijos! 
¡A donde los podré llevar y esconder…!

Era ella Cihuacoatl, 
la angustiada 
inconsolable 
mexicana Llorona.

Quisiera irme una noche
irme llorando con ella
abrazarla apapacharla
besar su alma en pena.