Por: Elbow Radourh

Tuve la sensación de libertad, los brazos no pesaban más entre nubes, podía flotar sin que nada tuviera la menor importancia, estaba viviendo tan perfectamente mi muerte, tan placentera, tan eterna.

Había sólo esbozos de sufrimiento, rencores alejados de mi soledad, aspiraciones a ser sólo aire, pasar sin ser percibido, unión de pensamientos que se convertían en hojas muertas, en lenguas secas.

Corría el tiempo sin tragarme vivo, alineaba la posibilidad de olvidar la esperanza, ya no tenía sentido más bien estaba sin poder estar, ya no respiraba sentía que me habían de curar, de desintoxicar.

Disfrute conocerme por fuera, del momento de verme sangrar, delineo en mi rostro una sonrisa, sabía que el principio sería el supuesto final de los demás, recorrí en imágenes el asco de haber pertenecido, de haber vivido.

Entró una luz al fondo de mi mente, cegó la poca vista que puedo presumir, era el oscuro sol que apagaba el mejor sueño que he tenido, desvanecerme entre las ruinas, no fue real, aunque eso sí lo pude sentir, sólo fue un sueño, lo debí de intuir.

«La verdad no está en un sueño, sino en muchos sueños» – Pasolini.