Por: Erick Gálvez Ayala

Aquella frase célebre de Sir Paul MCcartney que decía: «Vive y deja morir» aplica perfectamente para este personaje dentro de la historia, un guitarrista poco técnico que radica su estilo precisamente en acordes simples, aunque no por eso fáciles de imitar. Sus mayores seguidores los famosos Steve Jones o Sid Vicious le aclamaron toda su vida, estoy hablando del maniático Johnny Thunders.

Eran inicios de los setenta, la gente amaba el heavy metal, el rock clásico, el progresivo, pero unos cuantos buscaban algo distinto, diversificar el sonido hasta ese momento común. Por esta razón se forman los New York Dolls, una banda mítica cuyas influencias radicaban básicamente en dos grupos poderosos, The Stooges y MC5, una vestimenta a la Ziggy Stardust que posteriormente tomarían como imagen los grupos de los ochenta, principalmente en Estados Unidos. El guitarrista de esta banda que grabo sólo dos álbumes los cuales no fueron un éxito comercialmente pero repercutieron en bandas como The Ramones o los Sex Pistols, fue Johnny Thunders, un tipo divertido, estrafalario, parrandero, salvaje, además de totalmente desquiciado.

Thunders es para muchos sinónimo del Punk verdadero, de esa suciedad guitarrera que basa mucho su estilo en el blues más negro mas garage, su forma de ejecutar las seis cuerdas fue espectacular, basta con recordar las presentaciones en vivo donde podíamos ver a un hombre disfrutando de la forma en que generó su patrimonio, del rock, del punk, de no tener que venderse a los horarios esclavos. Johnny siempre supo que sería músico, no descanso hasta que pudo ejercer el oficio del rockstar. En sus primeros años con de New York Dolls disfruto de muchos conciertos, excelente critica pero muy poco dinero, aunque no importaba, era fácil,  poco exigente con la vida; un buen vino, algo de yerba, un poco de sustancia estimulante con mujeres a su lado le daba suficiente premio por su arte.

Cuando todo parecía volverse más profesional no soporto el giro de su carrera y rompió la banda para formar Johnny Thunders and the Heartbreakers donde el camino a seguir lo trazaba él, junto a Walter Lure, Richard Hell  y su ex compañero en los Dolls Jerry Nolan, formaron una banda respetada que aunque nunca salió de los círculos underground si tuvo repercusión en el rock punk de las siguientes décadas.

Johnny falleció después de una corta carrera discográfica, hizo de su vida lo que quiso, será recordado por esas guitarras distorsionadas, por esos rasgueos penetrantes, tal vez sus excesos nos impidieron ver todo su potencial, con 38 años se despidió de este mundo, fue encontrado muerto por una sobredosis, el olvido le resulto demasiado costoso, no queda más que disfrutar de aquellas canciones clásicas como: Born To Lose, Personality Crisis, I Wanna Be Loved, Trash o Jet Boy.

«Nada que hacer, nada que decir, sólo hay una cosa que sé, nací para perder» –  Born to Lose