Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 El comediante Jordan Peele debuta como director de cine con ¡Huye!, un thriller psicológico que erróneamente la publicidad la ha disfrazado como una película de terror, cuando de ese género realmente casi no tiene nada, por el contrario se centra en la intriga, el nervio, fusionado con una peculiar comedia que sale a la luz en pequeños fragmentos.

Como thriller ¡Huye! funciona por momentos, sobre todo al inicio logra captar una atmósfera muy singular que te hace pensar que cualquier cosa podría suceder, Peele se apoya en elementos básicos del género; el inquietante uso del sonido y una fotografía bastante oscura, para conseguir cierta tensión, la cual sin embargo va desapareciendo poco a poco a la par de que el relato se vuelve irremediablemente predecible, con notorias lagunas de guion y sobre todo un uso muy barato de efectismo.

Ahora, si bien ¡Huye! no es más que una simple película de intriga, Peele aprovecha para arrojar una nueva critica racial nuevamente en un momento muy oportuno, cuando la tensión en Estados Unidos sobre el tema parece más fuerte que nunca con la llegada de Trump a la Presidencia, sin embargo el tratamiento  termina siendo bastante extremista, no dudo de que el tema racial sea muy delicado y complejo de abordar, pero Peele se encarga de no ser imparcial, no hay aristas en los personajes, o son muy malos, brutales, villanos, o son muy buenos, victimas, siendo la única diferencia para determinar su rol el color de piel, lo que me hace pensar que si los papeles se intercambiaran probablemente ni siquiera el filme hubiera salido a la luz, o se le tacharía de racista, pero en el padrón elegido es actualmente políticamente correcto, una clara doble moral.

A nivel interpretativo estamos ante todo un espectáculo de sobreactuación, muchos de los actores rozan lo ridículo, aunque también se entiende que esa sea la idea del director, sólo el actor Daniel Kaluuya se desprende de este circo entregando un mejor performance.

Al final como película ¡Huye! posee altibajos pero tiene como merito saber mantener la atención del espectador en pantalla, pero como critica racial el tratamiento deja mucho que desear ante su notoria arbitrariedad.