Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter:  @ayala1788 

Michel Franco continúa en la construcción de su propio universo cuya principal característica pareciera ser la oscuridad, la nebulosidad y confusión en sus personajes, pero también imputando  un reproche hacia los problemas familiares, haciendo mucho hincapié en el abandono, tema que ya fuera recurrente en “Después de Lucia” y “Chronic”, y que denota con mucha fuerza en las protagonistas de su nueva película Las hijas de Abril, ganadora del Premio del Jurado de la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes 2017.

La española Emma Suárez es Abril, una madre que después de mucho tiempo regresa con sus hijas al enterarse que la menor de ellas está encinta, este simple argumento es el punto de partida de una historia que recorre temas como el embarazo precoz,  la maternidad, las relaciones familiares, pero que con un giro de tuerca tan audaz como un tanto inverosímil, revela nuevas perspectivas e interpretaciones acerca de los objetivos de Franco con su más reciente película.

Se nota el gusto del director hacia la manipulación, pues se las ingenia para hacernos sentir como espectadores verdadero desagrado, repulsión y odio hacia los personajes, quizá no conseguido de la forma más limpia posible; hay ciertos aspectos del guion que faltaron por pulirse, pero vaya si lo contagia, te persuade y te arroja a la perspectiva que él desea. Advierto también un gran avance en la narrativa de Franco, hay algunas elipsis muy bien ejecutadas además de que no existen tantos puntos muertos en el desarrollo de la trama como en sus trabajos anteriores.

Pero si bien hay cierta progresión en algunos aspectos para Franco, también vuelve a caer en errores comunes dentro de su filmografía, además de la ya mencionada sucia manipulación, el trazo poco ortodoxo de los personajes secundarios así como las resoluciones bruscas, hasta determinado punto facilonas, aunque afortunadamente el final no causa la vergüenza ajena como si pasaba en “Daniel y Ana” o en “Chronic”.

Emma Suárez demuestra su gran capacidad actoral, y aunque su personaje se encuentra en el antípodas de su rol en “Julieta”, convence en todos los aspectos, desde luego habrá que ir preparando su Ariel a la mejor actriz.

Franco se confirma como uno de los directores más interesantes del cine mexicano moderno, con Las hijas de Abril demuestra una vez más su capacidad de sugerir,  persuadir, manipular, mientras su faceta como narrador se sigue puliendo,  lo que me hace pensar que lo mejor de este cineasta está por llegar.