Por Daniel Hernández García.
El cielo se inunda de nuevas estrellas,
nuestras vidas de misterios nuevos;
una vuelta más al sol,
un nuevo nacimiento.
Amantes envenenados por la mañana,
los rayos del alba se extienden
en forma de seda transparente
donde se puede ver sus cuerpos.
Locura y fuego inundan los sentidos,
parpados cubiertos de arena,
el cielo miente azul,
las aves viajan perdidas.
Un nuevo local se inaugura cada noche,
píldoras y música nos unifican como masa única,
nos movemos y sudamos al mismo ritmo,
el esqueleto se desvanece en neón.
Arroyos inundados de sueños,
luces láser atraviesan nuestros cerebros,
un holograma se repite cada noche
y cada noche somos nuevamente extraños.
Arrástrame hasta tus labios,
secuestra mis sentidos,
esconde mis parpados y déjame atravesarte.
Dame nuevamente sentido
como símbolo muerto.