Por Erick Gálvez Ayala

La fuerza es una virtud de la mente, es la primera cualidad de un ente para subsistir en terrenos donde cerrar el puño para continuar es absolutamente necesario.

Las líneas anteriores definen perfectamente a una banda que sobrepaso el género del metal, puso en el círculo musical un estilo nuevo, al menos un sonido distinto, claro que era heavy, sin embargo la base rítmica era contundente y sin duda la voz salvaje de su cantante los tiene nombrados como la última gran banda del metal, hablo de Pantera.  Aunque sus orígenes se dieron más cercanos a la música de Kiss, que al trash metal, con la llegada de Phil Anselmo (quien fue segundo vocalista de la banda, sustituyo a Terry Glaze) el poder llegó, el inicio había sido diseñado por los hermanos Dimebag Darrelll en la guitarra y Vinnie Paul en batería con influencias del llamado hairmetal, todo cambiaría a finales de los ochenta, conquistarían el mundo en los próximos años, competirían con el grunge; la propuesta era sacudir la cabeza con guitarras pesadas y letras llenas de ira. Es así que después de discos sin ton ni son, atrapados en ritmos que rozaban el glam que realizan su metamorfosis, la alineación: Anselmo, Darrell, Rex y Paul empezaron su historia, una vida musical que tendría discos energéticos, de barba y picos, música (sin sonar misógino) de hombres.

El mundo como ahora estaba colapsado, estaba terminando una década de lentejuela, es 1990, estos cuatro tipos antes mencionados lanzan su disco más alabado, el inconmensurable Cowboys From Hell, suena una guitarra que parece querer arrancar, es momento de despegar, la pieza homónima nos propone zarandear el esqueleto, mover la cabeza de arriba hacia abajo, parece que el líder lo ha logrado, Phil Anselmo se apodera de la energía, su voz será la bandera de este movimiento. Un álbum grandioso que tiene puntos muy altos como: “Psycho Holiday», totalmente brutal, desquiciante, desenfrenado, «Heresy» recuerda la corrupción del mundo, vivir hoy protestando puede ser la forma de descargar la ira. «Cementery Gates» un clásico que aun hace que la piel se enchine cuando suena en cualquier lugar amante del metal, no hay momento para bajar los brazos, elemental escucharlo si quieres saber de furia.

Dos años después llega el Vulgar Display of Power, el clásico de Pantera, contiene canciones perfectamente ensambladas. Darrell estaba en un momento extraordinario, el mal llamado groove metal tenía sus líderes en los texanos, gran energía con «Walk», un riff pesado,  sencillo y  contundente;  «This Love» es una melodía pasiva hasta que explota con los aullidos de Phil, además hay piezas salvajes como: «Mouth For War», «Fucking Hostile» y «Live in a Hole», un indispensable en su carrera.

En 1996 venía el Far Beyond Driven con la relación de la banda un poco deteriorada, con algunos proyectos solista del cantante las cosas comenzaban a tambalearse; sin embargo, debutan en el primer lugar en la lista de ventas, una obra más pesada, oscura, con textos más personales. Darrell baja un poco la distorsión pero sube el volumen de la guitarra, el aporte rítmico como siempre de bajo y batería son justos, todos los tracks  son temas sólidos que dejan un buen disco. Las piezas  más sobresalientes son: «Im Broken», «5 Minutes Alone» y «25 years».

The Great Southern Trendkill fue la siguiente entrega, sin una banda llevando buena relación, lo que podríamos esperar era el cumplimiento de un contrato con la disquera y fue así. La banda en un lado grabando la base musical y el vocalista a kilómetros de distancia componiendo lentamente las letras, se dice que tardaba un par de semanas en enviar las canciones. No todo el álbum es un desperdicio pero se nota una época complicada de Anselmo por su adicción a la heroína. Aun así el grupo seguía dando grandes conciertos en eventos masivos, la furia del grupo era bestial, sus shows dejaban con demasiada adrenalina al público.

El último disco llegó con el 2000, las peleas evidentes de los líderes tuvieron su consecuencia, un trabajo que evidentemente tiene referencias a bandas tan míticas como Black Sabbath o Judas Priest.  Todo el camino recorrido había llegado a su final, la última vez que tocaron juntos fue un poca antes de los atentados del 11 de Septiembre aunque ellos no lo sabían. Tras cancelar su gira por Europa cada uno regreso a su casa con la idea de descansar.  Phil Anselmo volvió a trabajar en sus proyectos personales y nunca volvió con Pantera.

El día que apagaron la luz.

Uno de los días más tristes en la historia del rock fue el 8 de diciembre de 2003, cuando en pleno concierto de la nueva banda de los hermanos Abott, Dimebag y Vinnie Paul un desquiciado ex marino subió al escenario con la firme intención de asesinar a sangre fría al guitarrista, cinco disparos fueron la dosis suficiente para dejarnos sin el mejor guitarrista en la historia del metal, un episodio lamentable que nos ha dejado sin el ser humano y sin el gran músico.

Pantera tuvo un sonido propio que busco durante sus primeros años pero que consiguió hasta un lustro después. Su evolución fue contundente, tuvo en Darrell a un maestro en las cuerdas; en la voz a un Anselmo fúrico; en el bajo a un ser que daba equilibrio como Rex; y en batería al tipo más querido dentro del gremio, el gran Vinnie Paul. Estamos frente a una montaña musical que tuvo picos tal altos que jamás se esperarían, está dentro de las cinco mejores bandas del género, su fuerza desequilibró las mentes de jóvenes que buscaban en el ruido lo que nunca consiguieron con el silencio.

«Estuve cinco días esperando la llamada para asistir al funeral de mi hermano Darrell, llame muchas veces, pero su familia no me permitió estar con él, es respetable, a PANTERA la asesinaron la prensa musical». – Phil Anselmo.