Dedicado a ti, mi querido amigo Henry Colorado. Yo se lo tanto que querías ver esta película, ojala mis ojos hayan sido tus ojos. Un abrazo hasta la eternidad.

 

Por Harry Cano 

 

Dos vertientes: la lógica y la fantasiosa.

 

“Cuando eres niño… piensas que el mundo gira a tu alrededor. Piensas que siempre te van a cuidar y proteger. Pero un día, te das cuenta de que eso no es cierto. Porque cuando eres un niño solitario, los monstruos te ven más débil. Ni siquiera sabes que se acercan… hasta que es demasiado tarde.” Con estas palabras sentencia Bill (Jaeden Lieberher) el miedo absoluto de un niño-adolescente.

¿Qué es el terror? ¿Un susto? ¿Una impresión llena de sonidos? O el terror -Dominantemente dicho como el horror- podría ser: Un padre que abusa de su hija, unos agresivos jóvenes que hostigan, insultan y golpean a unos chicos, la religión como forma de absolutismo, la represión en el hogar o la pérdida de un ser querido. La transfiguración del terror tiene muchas caras, es indeleble a lo lógico.

El singular desasosiego del crecimiento de la niñez hacia la adolescencia; la violencia intrafamiliar, la muerte, el abuso sexual, el bullying (…) La película plantea lo que dentro de un contexto fílmico y que pudiese ir dirigido a un público mayoritariamente consumista, podría dejar absortos a las mentes de los asistentes. Pero la realidad es que el terror entra en la corporeidad y en la mente de cada espectador de una manera muy particular y distinta a la del otro.

Muschietti nos traslada al año 1989, cuando “Pesadilla en la Calle del Infierno 5” y “Batman” reinaban en la taquilla. Pero en Derry las cloacas están podridas y las desapariciones son el pan de cada día. Pennywise (Interpretado notablemente por Bill Skarsgard) se encuentra al acecho de los miedos, acompañados por sus creadores: “El Club de los Perdedores”. La criatura aguarda de día o de noche, dentro de tu casa o en la calle, solo o acompañado. El payaso bailarín esta por todos lados.

La secuencia inicial es traumática, violenta, aterradora -Lo que nunca quisiéramos ver, aparece ante los ojos del espectador- es decir, Muschietti no se contiene para confrontar la barbarie de lo gráfico con lo diametralmente racional y tranquilo; la vida de unos niños-adolescentes, donde todo es risa, videojuegos, helados y chistes chabacanos. Desde el primer cuadro la nostalgia y lo entrañable se impregnan en la fotografía de Chung-Hoon Chung (Habitual colaborador en las películas de Park Chan-Wook). Lo pútrido y lo orgánico se fusionan para brindar un espectáculo visual, con una paleta de colores que resalta siempre a lo que es lo mejor de la película: el elenco juvenil, destacando especialmente a los actores Finn Wolfhard y a Sophia Lillis.

Más allá de los 135 minutos de duración, la película funciona en los momentos que se centra en la amistad y en lo entrañable; un filme que más que ser de terror se siente como una gran aventura <<Amen de las evocaciones a “Los Goonies” y “Cuenta Conmigo”>>.  “It” es una película de niños para adultos, que resalta las filiaciones sentimentales y es ahí donde habita su mayor acierto, logrando capturar de manera valiosa los sinsabores infantiles que viven en la extensa novela de King.