Por Erick Gálvez Ayala

La opinión general en ocasiones tiende a ser tirana, otras veces es benévola por una condición de sensibilidad, la mayoría no siempre tiene la razón. Cuando se aprecia el arte (en especial en la música) pareciese que todo se vuelve una cuestión de seguidores, quien tiene más es reconocida como mejor.

Hubo alguna vez en este país lleno de corrupción con smog un grupo de rock que cambió muchos tabúes, tuvieron el territorio a sus pies. Fueron capaces de llenar escenarios grandes, tuvieron un estilo propio, una lírica específica y acumularon toda una legión de fans fieles que todavía en nuestros días les miran con la misma admiración y respeto, desde luego la banda de la que hablo es Caifanes.

La banda se formó como un proyecto liderado por Saúl Hernández en la voz, Alfonso André en batería, Sabo Romo en el bajo y Diego Herrera en los teclados, después de abrir algún concierto para el sobrevalorado Miguel Mateos la banda tomó una reputación importante en el medio nacional, evidentemente por su música pero especialmente porque su look era muy similar a The Cure una agrupación venerada por estos lares. Apoyada por el músico reconocido Cachorro López, editaron un disco mítico, el homónimo, «Caifanes». Con este primer álbum ponen en claro que aquí hay talento, aquí hay mucha de la obra más oscura del grupo, canciones de desarraigo, de inmediato las letras de Saúl Hernández impactan por su profundidad, a diferencia de otros grupos de la época las historias no son comunes, «Será por eso», «Mátenme Porque Me Muero», «Viento» y «La Bestia Humana» son ejemplos de la calidad del famoso «Chato«.

Un año después se une el que sería el integrante que le daría el sello especifico al grupo, Alejandro Marcovich, (conocido de Saúl) un argentino radicado en México que aportaría todo su bagaje cultural. Ya con el furor del llamado «Rock en tu Idioma» grabaron el segundo disco, el alabado «Caifanes Volumen II» mejor conocido como «El Diablito», los mayores éxitos de la banda fueron compuestos aquí, para muchos (me incluyo) es la mejor obra de su carrera, encabezados por «La Célula que Explota», otros excelentes temas como «Los Dioses Ocultos», «Antes de que nos Olviden», «Detrás de Ti» y la oscurísima además de reveladora «Amárrate a una Escoba y Vuela Lejos». Caifanes era dueño del respeto nacional, a pesar de eso los excesos de Saúl le llevaban por caminos delicados, su capacidad de componer seguía intacta, Marcovich se había apoderado de la base musical de manera definitiva.

Llegó 1992 acompañado del tercer álbum «El Silencio», un álbum donde estaba más presente la fusión de música latina, el éxito fue endemoniado, la desconexión que hubo entre los integrantes propinó una gira complicada pero con grandes tocadas como la del Palacio de los Deportes junto a (quien tal vez si sea la mejor banda que existió en México) Santa Sabina, los vidrios estaban rotos dentro de la banda, los motivos eran muchos, principalmente el cansancio de Sabo y Diego tuvo como consecuencia el abandonar el grupo a finales de la promoción. Este disco le dio grandes ingresos al grupo, los temas «Nubes», «Piedra» (en la que Saúl Hernández mostraba su adicción a la cocaína), «No Dejes Que», «Debajo de tu Piel» o «Hasta Morir» son indispensables en su carrera.

El final estaba cerca; sin embargo, los éxitos no cesaban, es con «El Nervio del Volcán» donde acumulan más fans fuera del país, ya como trío la fuerza de Marcovich se hace aún más evidente, los textos de Saúl siguen siendo oscuros, como en «Ayer me Dijo un Ave», «Que saque el aire de mis ojos, que arrastre el miedo con tus sueños, que sea un guerrero de sangre para que nadie te haga daño…». La fórmula parecía buena, incluso había una evolución evidente, aunque la comunicación dentro ya no existía, Alejandro y Saúl estaban enfrascados en problemas de ego, no había peleas evidentes sólo se notaba distanciamiento pronunciado cuando no se veían ni a los ojos en ningún concierto. Canciones como «Afuera», «Miedo», «Aviéntame» y algunas otras tuvieron un impacto que ningún grupo nacional logro ni antes ni después.

Grabaron un MTV UNPLUGGED que no tenía nada de desenchufado y su último concierto fue en San Luis Potosí, aunque muchos esperaban que la banda no terminara porque a decir de sus fans Saúl Hernández era el líder la realidad fue otra. El grupo no toco juntos  hasta el reencuentro en 2011 donde se presentaron en el VIVE LATINO. Para algunos fue el mayor acontecimiento, sin embargo, sólo habría un par de años con los cinco integrantes ya que en 2014 sin ninguna razón al menos específica fue despedido nuevamente Alejandro Marcovich. La historia de este grupo está terminada aunque siguen girando tocando éxitos del pasado nunca fueron capaces de volver a crear algo nuevo.

Si uno realiza una encuesta en nuestro país al menos ocho de cada diez personas mencionan a «Los Caifanes» como la mejor banda de rock de México; sin embargo, esto está lejos de ser una verdad absoluta, aunque es cierto que tuvo un momento donde rozó las nubes, además de tener al menos diez canciones que podrían ser consideradas con el termino de excelentes no podemos dejar del lado que la promoción fue bastante para ponerles en el altar que tienen, está claro que fue un grupo en el estricto sentido de la palabra, aquí no hubo un evidente líder como en Soda Estéreo o en Héroes del Silencio, podemos pensar que los cantantes muchas veces son la personalidad pero esta premisa no estuvo del todo consolidada en esta agrupación. Honor a quien honor merece pero ni todo el amor ni todo el aprecio a una de las mejores bandas del país (no la mejor).

«Desde el fondo de la tierra, fantasmas humanos se buscan, algunos olvidan frío, otros nunca se encuentran» – Caifanes, La llorona, 1994.