Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788 

 

La ópera prima de Anaïs Pareto Onghena se desarrolla dentro del mundo del género masculino, ya desde ese punto podemos decir que se trata de una visión diferente de este universo pues normalmente las directoras noveles se enfocan en retratar vidas o problemas de su género, sin embargo; ella junto a su coguionista Francisco Santos Burgoa, rompen la tendencia recreando un contexto masculino muy real pero aportando su propia sensibilidad.

Sinvivir tiene como principal tema el suicidio, pero sobre todo la agonía, como la mente y el cuerpo van perdiendo poco a poco las fuerzas para seguir en este mundo, aun cuando se cuenta con el apoyo necesario, en ese aspecto el filme navega en aguas muy complejas pues el argumento es muy profundo y hasta cierto punto el guion consigue reflejar esa necesidad de morir, las pocas ganas de vivir, pero también se pudo haber llegado a una reflexión mucho más contundente, al final queda la sensación de una desenlace ya visto anteriormente.

La base de Sinvivir son sus tres personajes principales, todos ellos muy bien elaborados, desarrollados e interpretados por sus respectivos actores, la química entre el  trío fluye con naturalidad y se logra sentir ese sentimiento de camaradería entre ellos, destaco sobre todo a Horacio García Rojas como el suicida Moisés.

Se notan algunas carencias de producción al ser cine independiente pero la dirección logra contrarrestar estas insuficiencias convirtiéndolas en virtudes, tal es el caso del espacio escénico donde se desarrolla la trama, pues toda la historia se desenvuelve dentro de la casa de uno de los protagonistas.

Sinvivir consigue ser un retrato muy interesante sobre la agonía y el suicidio, no se trata de una película totalmente redonda sobre todo en su aspecto técnico, pero sí que es una cinta bien elaborada en la construcción de sus personajes.