Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 

Los primeros brotes de la identidad sexual, la atracción, el enamoramiento son algunos de los temas que trata Call me by your name, un drama romántico que tiene como protagonistas a Elio,  un adolescente curioso por su sexualidad y a Oliver, un estudiante adulto de intercambio que despierta el interés del muchacho.

Podría pensar que Call me by your name es la versión masculina de “La vie d´ Adele”, no por las imágenes altamente sensuales que consiguió Kechiche en su respectivo filme, sino por el tema de la identidad sexual y personal que despierta en Elio; que al igual que Adele, en un inicio se siente confundido en lo que respecta a sus singulares atracciones para poco a poco ir forjando la personalidad que lo va a definir para el resto de su vida, en ese aspecto el director Luca Guadagnino consigue imprimir los compases para ir desarrollando a su personaje principal, la evolución está muy bien trabajada y se siente muy natural, mucho tiene que ver la revelación de Timothée Chalamet quien nació para este papel.

Sin embargo, es en el desarrollo de la historia de amor, en la química de la pareja, en las situaciones que van forjándose a través del metraje lo que no termina por convencerme del todo, y tiene mucho que ver, es que no me he creído en ningún momento a Armie Hammer, demasiado estático y muy artificial impidiendo que la conexión con Chalament se complete totalmente, hace falta más atracción y más coqueteo, este existe, pero no lo suficiente para que salga enamorado de la pareja.

También hay que decir que la película es bastante larga, hace falta mayor síntesis en varios minutos o mayor aprovechamiento de estos, hay un momento dentro de la trama que se siente estancada, es casi rumbo al final que la historia vuelve a tomar vuelo y consigue nuevamente cierto aire de inspiración.

Si en “Moonlight” vimos como Mahershala Ali se ganó el cariño del público (y de la Academia con un premio Oscar) emitiendo un poderoso y necesario mensaje, esta vez es el turno de Michael Stuhlbarg con un monologo hermoso, sincero, obligatorio y emotivo, como tal el actor no hace gran cosa, es lo que dice, rematando el final con una sensación bastante dulce.

Destaco sobre todo la definición del personaje principal en Call me by your name, probablemente con un mejor coprotagonista hubiera terminado enamorado del filme, pero esta vez no ha sido el caso, únicamente  se queda con mi admiración.