Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter:  @ayala1788 

 

Tras el último episodio de la nueva trilogía de Star Wars las expectativas sobre el Episodio VIII se incrementaron conforme pasó el tiempo, eran demasiadas las preguntas sin respuestas de los fans que inundaron la red, ¿De dónde viene Rey? ¿Cuál es la relación entre Rey y Kylo Ren? ¿Qué fue de Luke Skywalker durante su exilio? ¿Quién era en realidad Snoke? Y así podríamos seguir.

Sin embargo, Los últimos Jedi no es la película que los fans esperaban, lejos de brindar grandes respuestas la historia ha tomado nuevos rumbos abriendo todavía más incógnitas, esto ha terminado por causar la molestia de los puristas, son muy pocas las respuestas y las que se brindan no son lo que se esperaba tras tanto debate en las redes sociales, en cierta forma me recuerda a lo que sucedía con la serie de televisión Lost, antes de que me lluevan palos recuerden que hay un eslabón común, J.J. Abrams.

Yo he visto dos películas diferentes en Los últimos Jedi, la primera es la más común Star Wars, la protagonizada por Finn, Poe Dameron y varios rebeldes, una parte llena de demasiada acción, efectos, incluso comedia marca Disney, pero también personajes muy flojos (la coreana a la cabeza) y un alargamiento innecesario de minutos que no hacen sino entorpecer el impacto del clímax final, es aquí donde Rian Johnson muestra su faceta más frágil como realizador, la narración, el ejercicio visual, todo es demasiado irregular.

Es en su segunda parte donde la Fuerza encuentra nueva luz, este segmento protagonizado por Rey y Luke es quizá el Star Wars más oscuro y adulto desde El imperio contraataca, seguramente no agrade del todo a los fans pues termina lucrando con el mito del Jedi, pero es aquí donde vemos verdadero miedo en los personajes, verdadera evolución, la luz y el lado oscuro de la Fuerza combatiendo hombro a hombro, no en el campo de batalla, sino donde de verdad importa, en la mente de nuestros protagonistas. Una pena que esta segunda película sea relegada en favor de la primera, si hubiéramos tenido más minutos en esta parte probablemente estaríamos hablando del mejor episodio de toda la saga entera, lamentablemente los objetivos reales de Disney se han impuesto.

Los últimos Jedi no es un filme tan compacto y nostálgico como El despertar de la Fuerza, pero si es más interesante, más oscuro y con momentos de mayor nivel en sus mejores minutos, aunque sigue sin estar a la altura de la primera trilogía o La venganza de los Sith (que sigue siendo mi favorito), pero si es el que más me ha gustado en esta nueva etapa galáctica post Lucas, sólo espero que las próximos películas tomen el camino de la oscuridad como mayor prioridad.