Por José Luis Ayala Ramírez 

Twitter:  @ayala1788 

Tras la destacada Avenida Cloverfield 10, la accidentada saga creada por J.J. Abrams continua con su tercera parte Paradox, y que como su predecesora la filmación fue un total secreto por lo que sorprendió a todos sus seguidores cuando se anunció su lanzamiento, más sorprendente aún fue que este nuevo episodio no se estrenaría directamente en cines sino que llegaría a la plataforma streaming del momento, Netflix.

The Cloverfield Paradox bebe claramente de otra de las películas más importantes de ciencia ficción de todos los tiempos; Alien, aunque la influencia es clara y algunos aspectos de la historia son similares, la película de Julius Onah adolece de personalidad, tanto en sus personajes, en la trama y sobre todo a nivel visual donde se notan las prisas de la producción. Más que una película parece un piloto para televisión, lo que resuelve el misterio de porque no fue estrenada en cines a pesar de que las dos anteriores películas de la saga habían tenido una estimable recaudación.

El guion es un caos, hay algunas ideas interesantes como el uso de las realidades alternativas a lo cual se le pudo haber sacado mucho mayor jugo, pero están muy mal planteadas en pantalla, mientras que el cliché de cada personaje se hace evidente (lo de las nacionalidades es muy tendencioso) y el desarrollo de la historia cae tanto en lo absurdo que parece ser una parodia, hay algunos diálogos que dan mucha pena ajena (todo lo del brazo).

Destaca la conexión con el universo Cloverfield, algún flashback y uno que otro momento protagonizado por Gugu Mbatha-Raw, por mucho el personaje mejor definido de toda la película.

Habrá que replantear la idea de la saga pues si Avenida Cloverfield 10 fue un soplo de aire fresco, The Cloverfield Paradox podría enterrar el universo de forma prematura, lo que está claro es que este filme puede funcionar a veces como spin off, pero como producto independiente es totalmente fallida y olvidable.