Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter:  @ayala1788 

 

Paul Thomas Anderson se confirma como uno de los directores con más talento y personalidad de la cinematografía actual con Phantom Thread, una película que no tiene nada que ver con el cachondeo de Boogie nights o Inherent vice, sino más apegada al clasicismo de There Will be blood, pero apelando siempre hacia el romanticismo, elegancia e incluso intriga que se desprende de esta historia.

No se puede hablar de este filme sin hacer hincapié en el cine de Alfred Hitchcock, no solamente se pueden encontrar bastantes referencias y guiños a la filmografía del cineasta británico (desde un plano homenajeando a Psicosis, o personajes que comparten personalidades en Rebeca) sino que además la historia de Reynolds Woodcock contiene aspectos similares a la del director, un genio de su respectivo arte desarrollado en los años 50s obsesionado con sus musas a las que utiliza por mero capricho artístico, además viviendo un matrimonio con altas y bajas que hace  confrontar su vida personal con la artística. Hay demasiadas ideas, demasiadas coincidencias que no hacen sino recordar una y otra vez al director de Vertigo, y yo en verdad lo agradezco.

La belleza y clase de la puesta en escena de Anderson es abrumadora en Phantom Thread, la forma que pasea la cámara por los interiores, el peso que le da a los pequeños detalles como a la costura de un vestido o a una simple taza de té, las tomas en primer plano apoyadas por la imagen que acontece en un segundo plano, todo es una lección de poesía visual al alcance de pocos directores de la actualidad.

Una vez más hay que ponerse de pie ante lo que hace el gran Daniel Day Lewis, mientras que Lesley Manville es una roba escenas total en cada minuto que sale en pantalla, pero no hay que olvidarse de la revelación que es Vicky Krieps, no solamente aguanta muy bien el duelo actoral con Lewis, sino que además ella lleva el peso de la trama, su personaje es que el que más cambios sufre a través del metraje y ella maneja perfectamente esas transformaciones.

No se puede dejar de hablar por supuesto de la clásica, romántica y hermosa banda sonora de Jonny Greenwood, con algunas de las mejores partituras de los últimos tiempos.

Melodramática, pasional con algunos toques de suspense sofisticado, Phantom Thread posee una interesante fusión de cinematografía clásica y moderna para degustar poco a poco de sus numerosos detalles visuales lo que seguro hará que gane enteros  en próximos visionados.