Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter:  @ayala1788 

 

“El mago de Oz”, “Cantando bajo la lluvia”, “Amor sin barreras”, “Cabaret”, son sólo algunos de los musicales más aclamados de la historia del cine, pero ninguno de ellos podríamos decir que es el más querido por el público moderno, si somos sinceros las nuevas generaciones no han ni visto la mayoría de estos títulos que he nombrado, pero seguramente todos habrán visto el musical setentero que ha puesto a todas las generaciones a bailar y cantar al ritmo del rock and roll tan clásico de los años 50s, me refiero desde luego a “Vaselina”, que aún cuatro décadas después sigue estando vigente en la mente del espectador y que seguramente en los próximos años seguirá enamorando a una nueva cantidad de público. Pero ¿qué hace de esta película tan especial para que haya sobrevivido tan bien el paso de los años sin apenas envejecer aparentemente?

Seamos sinceros, “Vaselina” no tiene un guion que la haga diferenciarse de la típica comedia juvenil adolescente, usando los típicos clichés marca del género  la hacen ser una historia bastante predecible y hasta cierto punto inocente, sin apenas aristas.

Tampoco los personajes ayudan mucho, la mayoría de ellos tomando los tópicos obvios, con una personalidad bien trazada, pero carentes de una evolución real, más resultado de quizá un capricho del guionista, tomemos por ejemplo  a Sandy, un personaje femenino débil y misógino, o al menos eso dejan ver sus acciones, siendo avergonzada una y otra vez por Dany, pero siempre regresando a él por ¿amor?, con constantes desplantes por parte de Rizzo y ella ni siquiera defendiéndose, renegando una y otra vez del estilo de vida de los demás personajes para finalmente ceder y convertirse en una de ellos, transformándose físicamente para que Dany finalmente la acepte. El personaje de Dany logra salir mejor parado con un trabajo más real en la psicología  de su carácter; sin embargo no deja de ser un protagonista muy plano al que es realmente John Travolta quien lo dota de todo el carisma y personalidad que posee. A todos ellos la secundaria Rizzo los vapulea, no sólo es el personaje más humano, complejo y definido de todos, sino que además Stockard Channing lo interpreta estupendamente bien.

A nivel dirección es un producto; como la mayoría de los musicales, muy realizado en piloto automático, sin alguna decisión artística verdadera, el director Randal Kleiser (un cineasta de encargo y de productos familiares como “Colmillo blanco” o “La laguna azul”) deja que la música y los bailes se encarguen de que algo brille sobre la pantalla.

Y hablando de los números musicales, a pesar de que contienen algunas de las canciones más pegajosas que se hayan puesto en un filme (ese Greased Lightning hace bailar a cualquiera), tampoco podríamos decir que alguna de ellas se trata de una gran canción, la excepción será la balada romántica Hopelessy devoted to you, la única canción original del filme que además estuvo nominada a un Oscar. Las coreografías son muy buenas, pero tampoco nada que se haya ya visto en el género, de nuevo sobre todos destacaba un John Travolta; que como ya había demostrado en “Fiebre de sábado por la noche”, confirmando que se trataba del mejor bailarín que había dado el cine desde Gene Kelly.

Y a pesar de todo esto “Vaselina” tiene magia, tiene algo que a pesar de que la veamos y sepamos que no es la gran cosa cinematográficamente, hay algo que nos invita a verla una y otra vez, hay algo que hace que nos enamoremos de ella, sería absurdo sólo otorgarle el crédito a las canciones. No, la verdad es que creo que “Vaselina” expone como pocas películas lo que es la añoranza, la nostalgia de aquellas cosas que dejamos en el pasado y que nunca más volverán. Entrar al colegio Rydell es abrirle las puertas a esa época de adolescencia, de camaradería, donde el futuro poco importaba, donde lo más valioso era embriagarse con los T- Birds o ir a una pijamada con las Pink Ladies, donde conducir un automóvil e ir a un baile escolar era algo especial. Dany y Sandy cantan Summer Nights, añorando esos días en la playa que no volverán, esas noches de verano que parecen ahora otra vida muy lejana. La película termina como We go together, un himno a permanecer unidos terminados los días adolescentes, pero quizá sólo se trata de una fantasía, algo que ellos saben que muy difícilmente pasara, todos tomaran caminos diversos y quien sabe lo que el futuro depare, esos días no volverán, sólo queda la nostalgia, Dany y Sandy abordan un auto volador (fortaleciendo la fantasía) para dejar por siempre Rydell.

Si, quizá “Vaselinadiste mucho de ser una obra importante a nivel cinematográfico, pero su legado es todavía más difícil de imitar pues es algo que no es visible o tangible, su riqueza yace en esa magia adolescente que va más allá de un guion, es algo que penetra directamente al alma en vez del cerebro, es un simple encantamiento a primera vista.

Por todo esto pasaran años, décadas, pero “Vaselinasiempre tendrá un lugar especial en el corazón de los cinéfilos, o al menos a todos aquellos que echen de menos esas Summer Nights