Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter:  @ayala1788 

El cine llego a Rusia/Unión Soviética prácticamente desde que los Lumiere inventaron el cinematógrafo hace ya más de 120 años. Desde entonces es un país que ha experimentado en diversas técnicas cinematográficas mucho antes de que llegaran al occidente, lo que hace al cine ruso/soviético siempre estar a la vanguardia en cuanto a la innovación, originalidad o rompimiento de lo establecido. Es un cine muy rico a nivel técnico audiovisual, muy personal, demasiado político nacional a veces, pero también lleno de autocrítica social.

En este listado enumeraremos algunas de las producciones rusas más importantes de la historia del cine, dándonos una idea de la diversidad de su cine y sobre todo el motivo por el cual se trata de una nación potencia en cuanto al séptimo arte, probablemente a la altura de la cinematografía japonesa y francesa pues se trata de la cuna de grandes cineastas y autores así como de varias teorías que se vieron por primera vez en pantalla.

20.- Brat de Aleksey Balabanov

Una muestra del cine de gangsters ruso, una historia que si bien pasa por los lugares comunes del género tradicional también tiene un sello oriental muy perceptible no sólo en el lenguaje, sino en la ambientación y en el estupendo soundtrack que hacen de esta cinta de lo mejor en su especie durante la década de los 90s. Para el año 2000 habría una segunda parte de este relato, nuevamente con su director Aleksey Balabanov y el protagonista Sergey Bodrov Jr.

19.- Loveless de Andrey Zvyagintsev

Durísimo relato sobre el abandono, la pérdida y el divorcio. Zvyagintsev logra cautivar con su cine gracias a sus silencios prolongados que transmiten más que mil palabras y con los exquisitos planos donde cada uno tiene una idea y un propósito de remarcar las desdichas y lamentaciones de los personajes, sobre todo el del interpretado por Maryana Spivak en una actuación muy humana haciéndonos partícipes de su dolor con una simple mirada.

18.- La Huelga de Sergei M. Eisenstein

Cine de propaganda que abarca los acontecimientos de una huelga de trabajadores a lo largo de seis capítulos donde se retrata la dignidad, el compromiso y los infortunios de la clase proletariada durante la Rusia Zarista. Eisenstein no se limita a captar a sólo unos cuantos personajes, enfocándose más al colectivismo, su protagonista es la sociedad como un conjunto y su objetivo es proyectar sus demandas haciendo que el discurso se sienta sumamente actual en pleno siglo XXI.

17.- La ascensión de Larisa Shepitko

La directora de este filme bélico ambientado en la Segunda Guerra Mundial falleció muy joven, de 40 años de edad en un accidente de tránsito, arrebatándonos lo que hubiera sido sin duda una de las carreras más importantes para una mujer como directora, aun así Shepitko nos regaló esta gran obra llena de momentos notables que se retienen en la memoria como las secuencias rodadas en la nieve, el interrogatorio alemán o la sentencia final.

16.- Andrei Rublev de Andrei Tarkovsky

Para su segundo largometraje el reconocido director Andrei Tarkovsky decidió hacer un biopic poco convencional acerca del monje pintor Andrei Rublev. Durante el filme podemos ver propagadas algunas ideas del cineasta sobre la vida social y política de Rusia durante el siglo XV, sin embargo lo que hace a este filme resaltar son las estampas visuales que nos regala, algunas tan bellas como aterradoras, pero siempre hipnotizantes.

15.- La Madre de Vsevolod Pudovkin

A diferencia de otras películas soviéticas de la época, esta si bien sigue teniendo una tendencia totalmente realista esta vez lo hace a través de una historia ficticia (basada en la novela de Maxim Gorky) desarrollada en plena Revolución Rusa. El director narra con mucha precisión esta historia sobre el honor y lucha vista a través de los ojos de una madre y el sufrimiento que le causa las acciones de su hijo.

14.- Fausto de Aleksandr Sokurov

Una versión totalmente libre sobre el cuento de Goethe donde un hombre hace un pacto con el diablo. La visión de Sokurov poco tiene que ver con por ejemplo la película de Murnau de 1926, aquí el director ruso busca más el lado reflexivo acerca de la muerte y nuestro pasar por este mundo. No es una película fácil, pero si muy seductora, evocando algunas imágenes que parecen pinturas gracias a la bellísima fotografía de Bruno Delbonnel (el mismo cinefotógrafo de Amelie).

13.- La balada del soldado de Grigori Chukhrai

Nostálgico drama romántico ambientado en plena Segunda Guerra Mundial, el cual Chukhrai lo convierte en un bello y desolador viaje a través de Rusia, de la guerra, mientras dos hermosos personajes se van enamorando poco a poco en cada encuadre, en cada mirada que se lanzan. Este poético filme fue nominado al Oscar como mejor guion original y ganó el BAFTA (empatando con “El audaz”) como mejor película de su año.

12.- Cuando pasan las cigüeñas de Mikhail Kalatozov

Otra vez la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo, otro melodrama romántico. Kalatozov imprime un sello muy neorrealista y trágico, pero también evoca romanticismo en los personajes, en las imágenes. Técnicamente el director da muestras de genialidad con algunos planos abrumadores donde se muestra a un autor con mucha imaginación, no sólo en la narración sino en la puesta en escena. Fue Palma de Oro en el Festival de Cannes.

11.- El regreso de Andrey Zvyagintsev

Si “Loveless” era sobre un hijo que se alejaba de sus padres ante su indiferencia, en “El regreso” Zvyagintsev muestra a un padre que regresa a lado de sus hijos después de mucho tiempo en un viaje sensorial que retrata muy bien la niñez, el dolor y la búsqueda del afecto perdido. Es una historia que lanza más preguntas que respuestas; sin embargo deja en su desenlace un sinfín de lecturas acerca de la complejidad de ser padre, de ser hijo, de ser familia.

10.- Stalker: La Zona de Andrei Tarkovsky

Este filme es una obra de arte, eso es imposible negar, estéticamente es una belleza, cada encuadre está perfectamente fotografiado y evoca diferentes perspectivas gracias a las metáforas, simbolismo y filosofía que se arroja en el guion. Tarkovsky convierte de esta odisea una analogía sobre como la vida y la fe se fusionan para poder conllevar nuestra compleja existencia. Como todo filme de Tarkovsky no es una película nada fácil, pero sí muy estimulante en sus diferentes formas.

9.- Hamlet de Grigori Kozintsev

La verdad es que queda muy raro el shakesperiano hablado en ruso, quitando eso es quizá la mejor adaptación sobre Hamlet llevada a la pantalla grande, muy superior a nivel técnico y visual a la aclamadísima versión de Laurence Olivier. Kozintsev imprime un sello muy personal, oriental y lúgubre a la tragedia consiguiendo grandes momentos como por supuesto el contacto de Hamlet con su padre o incluso ese monólogo tan memorable de la obra de Shakespeare.

8.- El acorazado Potemkin de Sergei M. Eisenstein

Eisenstein logra con su obra más importante y reconocida crear un parteaguas para la historia del cine, más específicamente en lo que se refiere al trabajo de montaje, con su teoría del montaje de atracciones, haciendo que el espectador tuviera una nueva perspectiva de cómo era contada la historia, no sólo a través de un realismo puro cual documental. Atención a la secuencia de la Escalera de Odesa, una de las más grandes filmadas jamás.

7.- Guerra y Paz de Sergei Bondarchuk

El libro más grande de la literatura rusa necesitaba una versión cinematográfica tan grande, o al menos similar al de la obra de Leo Tolstoi. Esta película es una gigantesca super producción que tardó 3 años en rodarse, tiene un metraje de 400 minutos y costo el equivalente al día de hoy de 500 millones de dólares, contando la inflación sería la película más cara de la historia. Quizá con algunas imperfecciones, pero grandiosa épica bélica, romántica, trágica y existencialista. Visualmente es un milagro absoluto.

6.- El arca rusa de Aleksandr Sokurov

Ambiciosa película que busca abarcar más de 300 años de la historia rusa con solamente un plano secuencia real de 96 minutos, sin ningún corte, 2000 actores apareciendo y saliendo de escena, 33 habitaciones recorridas del museo Hermitage. La originalidad del argumento queda en un segundo término ante la que es quizá la propuesta visual más imponente que se haya puesto en una pantalla, ver cómo se va moviendo la cámara por más de hora y media es un verdadero agasajo.

5.- Masacre: Ven y Mira de Elem Klimov

Tremenda obra antibélica que deja en estado de shock a cualquier espectador que se ponga delante de ella gracias a la crudeza de sus imágenes. Nunca se ha plasmado en el cine el verdadero horror de la guerra como lo hace aquí Kimov, apoyado de una atmosfera por demás aterradora y unos planos que penetran la pupila por su fuerza y contenido. Hay momentos tan brutales que rompen el marcador de salvajismo, crueldad y maldad que logra soportar el celuloide.

4.- Soy Cuba de Mikhail Kalatozov

De este conteo es la única cinta que no está ambientada en Rusia sino en un país ubicado a miles de kilómetros, la Cuba de Fidel Castro. Kalatozov exhibe en cuatro episodios un retrato subjetivo del pueblo cubano, la sociedad, sus carencias y maltratos en relatos pre hacia la Revolución Cubana. Ya sólo hay que rendirse ante una de las realizaciones más poderosas de la historia del cine, lo que hace aquí Kalatozov está a la altura del mejor Kubrick o Welles, soportado en unos planos secuencia hipermegalaboriosos de los que es imposible saber cómo se filmaron.

3.- El Espejo de Andrei Tarkovsky

Totalmente personal. Cero comercial. Tarkovsky se limita a reproducir en celuloide sus recuerdos de la infancia y vida adulta, fusionado con pensamientos en forma de imagen mientras se van escuchando poemas de su padre Arseny Tarkovsky, todo narrado desfragmentadamente. Una obra singular, sin un gramo de complacencia, verdadero arte del que sólo se puede contemplar y admirar, incluso emocionarse ante lo que las imágenes logran que sientas prácticamente de forma imperceptible.

2.- Dersu Uzala de Akira Kurosawa

Inmensa obra maestra de uno de los más grandes directores que ha existido, Akira Kurosawa. Una película bellísima, poética, humana, nostálgica, ambientalista, sincera, profunda, sencilla, conmovedora, emocionante, hay tantos calificativos con los que se podría describir, pero mejor sean ustedes los que juzguen y observen que pocas historias expuestas en el cine han sido tan hermosas como la amistad del capitán Vladimir Arseniev y el cazador nómada Dersu Uzala.

1.- El hombre de la cámara de Dziga Vertov

El mejor documental de la historia de la cinematografía mundial. Vertov no cuenta una historia en específico, no hay ningún protagonista, no hay una narrativa convencional, simplemente se dedica a filmar como los Lumiere lo pensaron cuando inventaron el cinematógrafo, sólo captar la vida, al hombre, lo cotidiano, lo real. Por lo demás Vertov demuestra todas las capacidades que tenía el invento de los Lumiere a su máxima escala, en el filme podemos ver todas las técnicas del cine, cámara rápida y lenta, primeros planos, paneos, cámara congelada, pantalla dividida, ángulos holandeses, desde arriba, desde abajo, cortes, stop motion, etc. Obligatoria y de estudio para cualquiera que se digne a tomar alguna vez una cámara en su vida.