Víctor Daniel López  < VDL >

 

Entre elecciones, los últimos meses del sexenio de Peña Nieto, el Mundial de Rusia, las reformas, las acciones de Trump, y demás, estamos viviendo tiempos controversiales en el país. Lo trágico del asunto, ¡además de todo!, es que cuando más necesitamos estar unidos y apoyarnos, más nos dividimos hasta declararnos la guerra entre nosotros. La razón, el juicio, los valores, la cultura y la idiosincrasia con que hemos crecido son parte fundamental para crear la ideología que nos hemos ido forjando a lo largo de nuestra vida, para creer en tal cosa o en otra.

Siempre he creído en la defensa y lucha por los ideales de uno, pero últimamente esto parece estar trayendo más problemas que soluciones. El otro día escuché una frase que hablaba sobre cómo las redes sociales, con la libertad de decir lo que se nos antoje, de criticar, juzgar, ofender y hasta amenazar, ha hecho resurgir un tipo de “Santa Inquisición que nada más anda en búsqueda de quién linchar o mandar a la hoguera. Lo triste, aunque aún más preocupante, es que es verdad… hemos vuelto a una época regida por la inquisición. Uno ya no puede decir o comentar nada, porque siempre habrá alguien que te ataque o te juzgue. ¿Qué porque dices? ¿Qué porque no dices? ¿Qué porque defiendes o apoyas? ¿Qué porque haces o no haces? ¡Por cualquier cosa que pase! Y no hace falta ahondar sobre esto para comprobarlo, basta con prestar atención cómo en cualquier suceso que ocurra, importante o no, una ola de comentarios y publicaciones sangrientas se desencadenan alrededor de ellos. Hay ejemplos claros, como lo son las elecciones políticas que vivimos ahora, y que entre más se acerca el día, peor se pone la cosa: Que si vas a votar por Morena, eres un pinche ignorante chairo, que si vas a votar por el PRI, eres estúpido con memoria a corto plazo, que si votas por el PAN eres un pendejo ciego al que le gusta que le hablen bonito, o que si vas por el Bronco, eres inútil tirando a la basura tu voto. ¿Qué pasa con nosotros? ¿Esto es lo que se supone que deben generar las elecciones? Al menos, para los políticos o aspirantes sí, pues logran el cometido de dividir al pueblo y generar una lucha que sea solamente entre nosotros. ¡Así no resulta ser CONTRA ellos! ¡Qué astutos!

Otro ejemplo es el Mundial de Rusia, que en lugar de ser un generador de energía positiva, y más con la tan aclamada victoria de México contra Alemania, pues no resulta ser tan benéfico como pensaríamos. Inmediatamente la gente busca algo qué pelear. Porque si no te gusta el fútbol, eres un apático, pero si te gusta no tienes cerebro; porque si confías en México, eres un soñador, pero si no, te tachan de malinchista. Que al final ganó nuestra selección y, aunque los festejos se vinieron encima, duraron poco en las redes sociales, pues rápidamente se hicieron sonar los disparos de ametralladora hacia las personas que no creían que pudieran hacerlo, tachándolos de habladores o de hipócritas, pero también hacia aquellas que festejaban mientras salía una disque privatización del agua por parte del gobierno y que aún ni estaba bien confirmada. No importa en qué posición te encontraras, al final estabas mal y punto. ¿Por qué no limitarnos a celebrar la victoria entre todos, cada uno a su forma, y olvidando las diferencias? Incluso hasta a Osorio le tocó en su momento pasar por la inquisición, casi apedreándolo durante el partido de despedida en el Azteca, pero después de haber ganado a Alemania lo alaban casi casi como a un Dios… Pero en cuanto cometa el primer error durante estas semanas de mundial, seguro la afición mexicana se vuelve con palos y piedras… ¿Es que somos tan así de volubles? ¿Tan inconformes? ¿Es que sólo nos dejamos llevar por las emociones del momento, sin controlar las ideas y las reacciones?

Y así como las elecciones o el Mundial, hay muchos ejemplos más. De hecho, cualquier cosa que suceda en México, en el continente, el mundo, ¡y hasta la vía láctea! El chiste es pelear, aunque a veces ni se tengan argumentos, pero el objetivo es provocar, hacer enojar al otro, y mejor aún si sólo nos encontramos detrás de una pantalla. La mayoría de los usuarios se creen jueces y expertos en todos los temas. Incluso en situaciones adversas, la guerra de opiniones se mantiene firme, como lo fue en el terremoto del pasado septiembre que, aunque los primeros días se vio una unión mágica que poco se ve en el país, fue breve, pues ya se había tardado en llegar la desavenencia entre la sociedad: atacando a la gente que ayudó (porque si lo hacías era sólo por morbo o presunción), a la que no lo hizo (por su indiferencia o no tener sentimientos), a los artistas que donaron (por querer ganar sólo reputación), al igual que las empresas (que únicamente por librarse de impuestos). Y hay cientos de temas más, al menos en nuestro país, por los cuales crear batallas virtuales: la legalización del aborto, el feminismo, si apoyas al socialismo o al capitalismo, la inmigración, e incluso temas más personales, como el tipo de trabajo al que te dedicas, los estudios que realizas, los gustos que tienes, o los errores que llegan a cometer algunas figuras públicas en sus redes sociales. Ahora resulta que todos somos doctores en todo, que somos especialistas y son nuestras mentes enciclopedias. Pero lo peor de todo, es que nos creemos con la libertad de cargar armas y dispararlas en cualquier momento, haciendo sangrar los juicios y opiniones con los que no estemos de acuerdo… y simplemente por eso… por no estar de acuerdo. Mandamos nuestros tanques a derribar los cuarteles ideológicos de otros. Cargamos nuestros cañones, en lugar de pólvora, de prejuicios y falta de tolerancia.

Y las cosas se pueden poner peores si los ataques ya no son sólo ataques, sino acusaciones o “denuncias virtuales”, como lo que se vive hoy en Hollywood, en donde sólo por poner un comentario en Twitter, puedes culpar a alguien por acoso o incluso hasta violación, y que, aunque no haya tenido siquiera una pizca de verdad, al menos ya le arruinaste la carrera y la vida a alguien. ¿Qué carajo pasa con nosotros? ¿Es que acaso ya todos nos hemos vuelto abogados y jueces? Además de toda esta mierda, hay una más grande que quién sabe si sea origen o consecuencia, y hablo de la falsa información que siempre circula en las redes. Entonces, ¿cómo creer sólo en lo que ahí se dice? Porque hay gente que únicamente basa sus convicciones en lo que en el Internet lee. ¿Por qué no crear un pensamiento más libre y abierto, pero, sobre todo, respetuoso? ¿Por qué aferrarnos a nuestra propia horca? ¡Es un suicidio social!

Con esto, quiero argumentar que el principal problema de la sociedad mexicana es que siempre nos estamos atacando entre nosotros, en lugar de unirnos para buscar soluciones y luchar por salir adelante. Preferimos enfocarnos en lo que los otros hacen, y sobre todo si lo hacen mal (o diferente a nosotros). El mayor problema es nuestra mentalidad, el sentir placer al linchar las opiniones y sentimientos de otros. Y no importa si nuestros ataques no corresponden con lo que en verdad pensamos, porque eso es otra cosa: en el fondo estamos hechos de doble moral. Decimos una cosa, pero en verdad pensamos otra, y nuestras propias acciones jamás corresponderán con nuestras palabras, y mucho menos con nuestros pensamientos e ideas. Portamos máscaras, como escribió Octavio Paz en “El laberinto de la soledad”, quizá porque en el fondo nos avergonzamos de nosotros mismos; y como en realidad nos sentimos solos (al ser distintos), necesitamos hacernos sentir superiores a otros.

Con esto, podemos entonces estar de acuerdo cuando dicen que hoy en día vivimos una “Santa Inquisición”. ¡Vivimos una Santa Inquisición Virtual! La gente te lanza a la hoguera por lo que sea que comentes en Facebook, en Twitter, por lo que sea que subes a Instagram o si porque usas redes sociales ridículas como Snapchat. Así que, mientras no cambiemos de pensamiento, seguiremos ardiendo todos en el fuego y sufriendo del linchamiento digital: digamos o no digamos, hagamos o no hagamos, por tener nuestro propio punto de vista o ser imparcial… al final, ya estamos condenados por esta secta en que la que se han transformado las redes sociales.

P.d. Como ejemplo práctico, bastará esperar un rato a que me lluevan comentarios de ataque hacia esta nota.

5 COMENTARIOS

  1. Totalmente de acuerdo con el articulo. Si todos pensáramos y actuáramos de esta forma otro gallo nos cantaría. Desgraciadamente la mayoría no piensa igual y por eso estamos como estamos. Felicidades por el articulo.