Por Erick Gálvez Ayala

El auto va a 80 Km/h es un poco antes de las 19 horas, la ciudad está tranquila, parece ser otra, los semáforos en verde perfectamente sincronizados hacen que el trayecto sea ideal. La cita es un poco más tarde, aunque más vale llegar temprano para no perder ningún detalle. Sin más me decido a entrar, la primera escala en este tipo de recitales debe de ser el sanitario para evitar que en medio del climax del concierto tengas que perder tu lugar, ah escucho tres tipos hablar, charlan de Rush, de King Crimson y hasta de Pearl Jam, en cada evento de este tipo siempre hay conocedores que comparan los mejores shows a los que han asistido con el actual.

El ambiente es tal como lo esperaba, calmado, quien viene hoy sabe que viene a deleitarse los oídos, el recital debe acompañarse con una buena bebida para recibir la brutal voz del protagonista, al fondo se escucha música electrónica más bien suave, se apagan las luces y en el escenario salen seis individuos llamados URSS Bajo el Árbol, banda de la capital que intenta hacer lo posible por prender a un público el cual no les esperaba, un sonido aceptable con más actitud que talento, tienen la peculiaridad de un saxofón que da matices interesantes a la propuesta, treinta minutos de entusiasmo con toques de rock pop, poca respuesta en la pista, se despiden sin pena ni gloria.

Son las 20:40 horas el whisky empieza a disminuir en mi vaso, el ambiente musical se ha transformado, suena Nirvana, Soundgarden, Queens Of The Stone Age, Alice In Chains y Pearl Jam. El uohhhhhhhhhhh ohhhhhhhhhhhhh ohhhhhhh oh oh oh de «Jeremy» hace que la gente se emocione pues el momento ha llegado, se apagan las luces, sale el guitarrista Jeff Fielder, detrás la tecladista Shelley Brien, al final viene el Lobo, vestido de negro con el cabello pelirrojo, gafas,  y no se diga más, los gritos están al por mayor, pero no pueden durar tanto porque el cantante empieza con fuerza, todos callan….

«When Your Number Isn´t Up» es la encargada de abrir, la voz de Mark Lanegan es impresionante, rasposa, primitiva, ardiente, los aplausos son apenas evidentes, la presencia de esta bestia musical impacta, sin embargo, él tampoco se ve cómodo, da la impresión de no estar muy sereno, mira hacia arriba del recinto, apenas sabe dónde colocar las manos si suelta el micrófono, por eso lo sostiene con las manos bien cerradas como haciéndolo su soporte, «Low» empieza sus acordes, Fielder comienza a mostrarnos de lo que es capaz con seis cuerdas, y llega el primer momento clave, «Hit the City«, algunos recuerdan esa década de los noventa tan enmarañada para este músico, el primer “thank you” se escucha, todavía no hay una sonrisa ni un guiño de comunión con el respetable, sin embargo, pronto cambiaran las cosas. «Nocturne» sigue el camino donde más que gritos hay silencio, se percibe una energía hipnótica provocada por los temas, «Deepest Shade«, «Goodbye to Beauty» y «The Gravedigger´s  Song«, «Beehive«, para estas alturas el espectáculo está claro, será un recorrido casi por todos sus discos, la guitarra cada vez suena mejor y por momentos hace que la gente sacuda su cuerpo no en plan destrucción, sino en modo técnico.

«One Hundred Days«, «Sister» además de «Come to Me« siguen ligando una carrera que ha girado del grunge, al folk, al blues, al country, e incluso hasta rozado la música electrónica y los sintetizadores. Una de las más aclamadas es «Strange Religion» de uno de sus grandes discos, el <<Bubblegum>>. Ha pasado la mitad del evento, algo ha cambiado, Mark ya no es aquel animal acobardado en el escenario, se muestra cada vez más cercano, sonríe, aplaude a su guitarrista, regala un «gracias«, se nota dueño de la situación, levanta el pecho y hace que cerremos los ojos con melodías cavernosas. Una tras otra siguen las piezas desgarradoras, «Mirrored«, «Oh Jesus Program«, «Bleeding Muddy Water«, por momentos sube la velocidad con algunas piezas como esa genial «Quiver Syndrome«, otro gran clásico suena, «Ugly Sunday«, no lo hemos olvidado para nada, pero él nos recuerda lo que es: «I Am the Wolf«, para este momento ya no sé si gritar o cerrar los ojos para guardar por siempre este alivio que es escucharle, «Bombed» es una de las sorpresas más grandes de la noche acompañado en la voz por su bella pareja Shelley.

El final del recital no puede ser con algo distinto, rock grungero «Halo of Ashes» de su primera banda <<Screaming Trees>>, esto ya es un manicomio, los recuerdos de aquella época donde el mundo se paralizó por el movimiento de la capital del país de las barras y las estrellas, improvisación ejemplar de un Jeff Fielder que debería considerarse uno de los mejores guitarristas de nuestra época, el universo se ha esfumado, al menos el que nos recreó Lanegan con sus temas, la buena noticia es que podremos saludarlo, firmara después del concierto todo tipo de souvenir.

Han pasado unos minutos de la catarsis, casi sin hacerse notar pasa Mark Lanegan a mi lado, no puedo saludarle de mano, pero sí de mirada, él no sabe quién soy,  pero si entiende lo que siento, sonríe de manera honesta mostrando su diente dorado, no es necesario esperar más, así termina una noche memorable donde pudimos apreciar a un músico de culto, un demonio enjaulado, un taciturno enigmático, el hombre que es bestia, un lobo que acecha en las penumbras, tal vez es como decía Borges, una sombra que está sola y siente frío.

«El amor con mi voluntad, el amor solo lo puede, sangre es todo lo que hay, en los momentos prueba y de la soledad». Low –  Mark Lanegan.