Por José Luis Ayala Ramírez

@ayala1788 

 

Cuando se dio la noticia de que el nuevo proyecto del recién ganador del Oscar Damien Chazelle iba a ser un biopic sobre Neil Armstrong (el primer hombre en llegar a la Luna) fui muy escéptico ya que no solamente esperaba un panfleto para enaltecer a los norteamericanos, sino que íbamos a ver al director por primera vez sin la música como su principal protagonista como ocurrió en “Whiplash” o “La la land”, prácticamente saliendo de su zona de confort para explorar nuevos horizontes.

No solamente Chazelle callara bocas, sino que además “First Manes su mejor trabajo como realizador cinematográfico y mucho tiene que ver la perspectiva que ha decidido darle al personaje de Armstrong (un muy contenido Ryan Gosling) deshaciendo esa figura del héroe perfecto americano que se tenía sobre él para entregarnos un verdadero ser humano lleno de dudas y miedos que se van reflejando poco a poco a través de escenas que reflejan su vida como esposo (excelente Claire Foy como la pareja de Armstrong) y padre de familia alternándose con momentos acerca de la conquista espacial dejando como resultado un verdadero estudio de personaje, muy íntimo, sensible y real.

First Man” es además la película más anticomercial de su director, algo que de verdad sorprende por el tema, pero lo cierto es que si sus trabajos anteriores eran muy amables con el espectador promedio aquí puede repeler debido al ritmo semilento que se emplea, nada que ver por ejemplo con la adrenalina pura de “Whiplash” o la narrativa clasicista de “La la land”, aquí el tono poético y melancólico hacen de “First Man” una experiencia diferente, menos entretenida, pero más emocional, menos adrenalitica, pero no por ello menor en intensidad.

La visión se mantiene incluso en los momentos de la misión espacial pues en la mayoría de las escenas lo que se ve es el rostro o perspectiva de Armstrong por lo que no es un filme que vaya a igualar en espectacularidad a “Gravity” o “Interstellar”, tampoco lo pretende, pero eso no quiere decir que la dirección de Chazelle se sienta menos, para nada, aún sin tantos fuegos artificiales hay momentos grandísimos como la secuencia inicial o todo el tramo sobre la llegada a la Luna que es orgásmica toda ella, desde el aterrizaje montado milimétricamente con la maravillosa partitura “The Landing” de Justin Hurwitz oyéndose en el fondo hasta los primeros pasos del hombre en la Luna y un hermoso instante que pasa por si solo a la historia del cine.

Si la conquista a la Luna realmente sucedió esta es la película que se merecía tan enorme hazaña para ser inmortalizada en celuloide, todo un logro para la carrera monumental que se está construyendo Chazelle, quizá el director del momento y que tiene un futuro tan brillante que da miedo.