Por José Luis Ayala Ramírez

@ayala1788 

 

Lamentablemente el subgénero de superhéroes se ha denostado enormemente en los últimos años debido a dos razones principalmente, la primera es la excesiva saturación de filmes; muchos de ellos innecesarios y que sólo buscan cosechar números en taquilla, que se estrenan cada año de este tipo y la segunda es la absoluta complacencia que han tenido tanto creadores como público haciendo que la formula caiga en la absoluta repetición sin que haya una verdadera innovación, más allá de ver cuantos superhéroes se pueden meter en pantalla.

Afortunadamente “Spider-Man: Un nuevo universo” representa el soplo de aire fresco más importante que ha tenido el subgénero en varios años gracias a su desenfrenado e insólito argumento que combina múltiples universos de Spidey lo que hace que la simple historia sobre “el poder que conlleva una gran responsabilidad” se convierta en un festín de imaginación y locura de proporciones épicas que se ve todavía más fortalecida gracias al novedoso trabajo de animación que homenajea a los comics y a la vez rompe la barrera para llegar hasta donde el action live no le permite su propia naturaleza.

Es cuando el relato pasa por el protagonista Miles Morales donde hace falta mayor fuerza narrativa y donde la historia pasa por los lugares comunes del subgénero que poco tienen cabida en este carnaval de imaginación que sucede en el contexto, con un mejor desarrollo en estos tramos (la relación con el padre o los primeros minutos que se desarrollan en el colegio) se pudo haber tenido un resultado final todavía más salvaje.

“Spider-Man: Un nuevo universo” es fácilmente la mejor película de superhéroes en varios años (pienso quizá desde “X Men: Días del futuro pasado”) y el mejor del simpático arácnido desde la segunda de Raimi, una verdadera muestra de imaginación y fantasía que ni por asomo tuvieron las versiones de Garfield o Holland. Claramente el camino a seguir es este.