Por: Daniel Hernández García.

“Al racismo, en México, lo caracteriza, tanto el culto a una raza superior
como la fe ciega en la existencia de una raza inferior”
Carlos Monsiváis

Indígenas de la nación es un trabajo de investigación muy bien logrado por Paulina López Caballero dentro de la población de Milpa Alta; dividido en dos partes: la primera, la fundación del territorio y la atribución de un origen que ayude a comprender al lector el proceso de colonización y evangelización que ayudaron a fundar el pueblo de Milpa Alta; la segunda parte, nombrar al pueblo en torno a todos los conflictos de identidad, herencia y políticos por los que ha pasado Milpa Alta. El objetivo de la historiadora y antropóloga, Paulina López, es rebasar la mirada sobre cada una de la identidades que convergen en el pueblo de Milpa Alta (cultura indígena, mestiza, originaria y autóctona), basándose en los procesos sociológicos e históricos que hacen que estas categorías y estas fronteras sean posibles.

El lector, más que entender el origen y legado del pueblo de Milpa Alta, se puede dar una idea general del origen de la palabra «indígena» que no siempre tuvo el mismo significado ni valor. En un tiempo, el ser indígena significaba ser un lastre para el progreso de la nación, pero su paso hacia la modernidad, posteriormente la ideología nacionalista la colocó como un baluarte del ser Mexicano.

Paulina López nos regala una nueva mirada al proceso de colonización y evangelización, explicando que la adopción obligada de los santos españoles no significa una pérdida de su “verdadera tradición”, como lo explica en el caso específico de la Virgen de la Asunción, que desempeña un papel central en el proceso de legitimación del derecho a la tierra, ante otros pueblos, o incluso la Corona Española.

Esta obra nos deja claro que Milpa Alta, lejos de ser una población rezagada en la modernidad de la ciudad, es sin duda alguna una población combativa con el compromiso de conservar sus tradiciones, lengua y recursos naturales.
Si hoy, reivindicarse como indígena o autóctono supone vincularse al pasado prehispánico, no podemos olvidar que la asociación entre el pasado y esas poblaciones fue posible, en gran medida, gracias a la elaboración de un discurso nacionalista que construyó su soberanía invocando la indigeneidad”. Los pobladores originarios de Milpa Alta tienen una continuidad directa entre el mundo prehispánico y el mundo al que ellos pertenecen, debido a que supieron conservarse marginalmente, es decir, independientes a las estructuras políticas externas que siguieron a la conquista.

Paulina López Caballero cambia nuestra percepción de lo que consideramos como indígena o autóctono gracias a su hábil manejo de los temas de investigación aquí retratados y haciendo que al lector le sea más fácil su comprensión y así pueda tener una nueva visión sobre este tema al concluir el libro.