Víctor Daniel López  < VDL >

 

Jacques Thuillier (1928-2011) fue un importante crítico francés, especializándose principalmente en la pintura del siglo XVII, pues se consideraba un apasionado de ella, hecho que se vio reflejado en todo su trabajo de investigación. Fue profesor en el Collége de France, en donde impartió la cátedra “Historia de la Creación Artística” de 1977 a 1998. Tiene diversas publicaciones, como “Pintura francesa”, “Georges de La Tour”, “Nicolas Poussin” e “Historia del arte”. Su libro «Teoría general de la Historia de Arte«, publicado en México por el Fondo de Cultura Económica, es su tesis sobre el asentamiento de las bases principales para conocer el concepto de arte y plantear de alguna forma un lineamiento que conlleve a dictaminar algunas reglas, como tal universales, dentro de la historia del arte del mundo.

El libro comienza con la exploración de la definición misma del arte, navegando a través del tiempo y de las raíces tanto griegas como latinas. ¿Cómo es que surge tal concepto y qué significa (desde el punto de vista histórico, como estético, y también filosófico)? ¿Cuáles son las variaciones entre los distintos tipos de pensamientos sobre éste, entre Sócrates, Platón y Hegel? Thuillier habla sobre las diversas controversias que el intento por hallar una definición abstracta y objetiva ha desencadenado. Pareciera que no se ponen de acuerdo, que no se logra dar con la definición exacta del arte, sea como expresión, sea como proceso, entendimiento, creación, o experiencia y conocimientos. Y si definir el “arte” como tal resulta complicado, lo es aún más definir la “obra de arte”, pues existen distintas vertientes para llegar a ello. ¿Cuáles son las artes que se consideran “arte”? ¿Se debe hablar solamente de las “bellas artes”? ¿Qué pasa con el llamado “arte moderno” y sus muchos nuevos estilos? Es en esta teoría del crítico francés en donde se habla sobre la hipótesis de que la obra de arte debe definirse por sí misma. ¿Pero esto qué significa? El autor va explorando el tema a través de las corrientes y expresiones artísticas que han surgido por el mundo, y a través de los siglos, intentando dar con pistas que le den alguna idea de relación o semejanza entre ellas, que le permitan llegar a una conclusión, si no definitiva, al menos sí aproximada.

Explorando los muchos conceptos, la línea del tiempo, y las diferentes teorías sobre el tema, se hace una crítica hacia las nuevas expresiones artísticas que han surgido en los últimos años, como el “ready-made”, la “instalación”, el “performance” o el “body art”. ¿Será que, siguiendo los lineamientos y convenciones, abarcados desde las culturas antiguas hasta el arte conceptual (aun tambaleando entre el surrealismo y el dadá), se les pueda llamar a esas nuevas expresiones “arte”? Mucho se dice sobre que ya son obras hechas, o que son efímeras, que carecen de un proceso, análisis, discurso y un proceso elaborado. Jacques habla sobre un interesante análisis del nacimiento de la fotografía, cómo al principio se le criticó, e incluso rechazó, pero que al final el gremio artístico terminó aceptando, después de haber entendiendo su manifiesto como obra artística. Además, recuerda el autor cómo con ello se dio pie a que se revolucionaran nuevos estilos y corrientes que tuvieran por objeto, ya no plasmar únicamente la realidad, sino idealizarla, moldearla, transformarla o hacerla otra, ejemplo de ello fue el impresionismo o el cubismo. Pero entonces, ¿cómo se diferencia la “fotografía” de las nuevas expresiones? ¿Qué es lo que están haciendo mal? ¿O será hasta dentro de un futuro que se les podrá reconocer? El autor tiene pocas esperanzas sobre ello. Recordemos que la obra, ante todo, es un saber histórico que transmite un testimonio en un lugar y un tiempo por los que el hombre pasó y dejó su huella, por lo que al final se convierte en un puente de comunicación entre el artista de entonces y el observador de cualquier época y de ahora.

Thuillier, al final, habla sobre el análisis de la obra de arte en el contexto espacial y temporal, y se pregunta si ello modifica en sí su propia definición. En cuanto a la arquitectura, no hay problema, argumenta, pues siempre se queda habitando en el mismo lugar en donde se ha creado, pero en cuanto a la escultura, pintura, y demás artes, es importante indagar sobre el significado que representan, tomando en cuenta el verdadero origen, las verdaderas raíces, la cultura e historia en torno a ellas en su momento preciso de creación, creando así el discurso original que se supone debe almacenar.

“Teoría general de la historia del arte” es un libro para conocer otras formas de entender el arte y valorarlo, indagando en un sentido filosófico, como también estético y moral; resulta una crítica interesante en la que se plantean diversas hipótesis, pero aún más, se abren cuestionamientos a los cuales resulta un tanto difícil dar respuestas concretas; es una obra imprescindible para lograr tener una aproximación más objetiva hacia el concepto de arte y obra, así como su historia a través de todos los tiempos.