Reseña del libro “Sonata de estío” de Ramón del Valle-Inclán

 

Por Víctor Daniel López  < VDL >

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Sonata de estío, del escritor Ramón del Valle-Inclán, es el segundo libro de los cuatro que conforman sus “Sonatas”: 1) Sonata de otoño, 2) Sonata de estío, 3) Sonata de primavera y 4) Sonata de invierno. En todas ellas narra las memorias del personaje ficticio “el marqués de Bradomín”. En estos cuatro tomos, el escritor gallego modernista, y que al final de sus días fue parte también de la gran Generación del 98 (Unamuno, Machado, Pío Baroja, Ganivet, Benavente), logra una prosa exquisita y elegante que mezcla un mundo melancólico con el realista, para poder así generar una nueva forma de expresar los sentimientos. La belleza radica en las imágenes que Valle-Inclán nos va mostrando, imágenes sobre paisajes, sobre ciudades, sobre los hombres siendo hombres. El modernismo, dentro de la literatura, se caracteriza por hacer una innovación en el lenguaje y en las reglas gramaticales y de métrica, pero sin dejar que éste sea refinado y lineal, y uno de los mejores representantes que logró demostrar esto fue precisamente Valle-Inclán.

Con sus “Sonatas” es que el escritor gallego se adentra oficial y formalmente al mundo de las letras. Publica las cuatro en un lapso de cuatro años (1902-1905), cada una independiente su historia, pero todas ligadas al mismo personaje del que ya he hablado, y la relación de éste con sus amores del pasado, sólo que en diferentes lugares y etapas de su vida, que son representadas por las estaciones del año (la vida del mundo). Sonata de primavera” rememora su juventud en Italia; “Sonata de estío” nos arroja a México en su primera madurez; “Sonata de otoño” se centra en la madurez plena que alcanza en su bella Galicia natal y en donde las hojas de los árboles cobran los más bellos matices para fundirse con el rojo cielo del atardecer; y por último, “Sonata de invierno” trata acerca del frío, la lluvia y la soledad que habita en su vejez, y en la de cualquiera. Además de las estaciones que van cobrando forma en las edades del marqués, y de sus amores sumamente pasionales en cada una de las etapas, los temas que además se exploran en estas cortas novelas son el deseo, el erotismo, la patria, el nacionalismo, la nostalgia y el sentirse extranjero.

Sonata de estío”, de la que hablo específicamente en esta reseña, quizá es su obra mejor lograda. Allí relata el viaje que hace el marqués desde Londres hacia México, en un navío que al final alcanza a llegar al puerto de Veracruz, y en donde se ven adentrados sus hombres a una tierra que les remonta a su lejana Galicia, mágica y verde, pero que también les hace sentir, como nunca, extranjeros, y entonces la añoran, le lloran en silencio. El choque de culturas es fuerte para ellos, y aunque hay semejanzas algunas, jamás logran sentirse en casa. El marqués de Bradomín ha decidido emprender aquel viaje para olvidar sus amores pasados, que le fueron todos desgraciados y que no hicieron otra cosa más que traerles penas y malos recuerdos. Decide embarcarse en el navío que lo llevará a México, plantándose como objetivo hallar un nuevo amor que sea capaz de hacerle creer de nuevo, cosa que logra inmediatamente al ver por primera vez a la hermosa criolla niña Chole, quien despierta su deseo más profundo, y, como siempre ocurre en esos amores intensos, atados a él con clavos despertarán también los celos. Laniña Chole, que bien podría cargar con la figura de femme fatal, ha mantenido siempre una relación sexual con su padre, el temible general Bermúdez, y esto despierta más el interés erótico del marqués, pero así mismo, engendra una forma de amor paternal, un deseo inmenso de protegerla, tratarla bien y darle cariño. Es entonces cuando comienza una aventura para los amantes: de huida, de pasión, de esperanza. La propia reconquista del marqués es el tema central, tal y como fue la conquista española que se llevó hace mucho tiempo al arribar en aquellas mismas tierras mexicanas que tan bien describe Ramón del Valle-Inclán.

“Sonatas de estío, puede conseguirse a través de Fondo de Cultura Económica, quien acaba de lanzar el primer ejemplar digital a un precio sumamente económico ($8). Es una lectura que merece la pena, y en la que uno logra deleitarse ante tanto erotismo y amor convertidos en prosa, una prosa que entonces se le consideraba moderna, pero que hoy en día, sus elementos que la hicieron elegante y sutil, con reformas en su lenguaje, ya nos parecen lejanos. Los años han cobrado factura, pero lo bueno del arte es que siempre podemos volver a su mejor estío.